En plena prédica, el pastor Otoniel Ocampo fue atacado con furia en el altar de la Iglesia Apostólica Unida, en la comarca Los Cedros, carretera vieja a León. El 29 de enero, mientras dirigía el culto, un hombre identificado como «Junior» se lanzó contra él, golpeándolo con tal violencia que le dejó el rostro casi desfigurado.El agresor no es un desconocido. Es un miembro de la misma congregación, alguien que por meses ha sembrado el miedo en el templo. A pesar de sus recaidas en las drogas, el pastor Otoniel le ha querido ayudar. Lo habilitó para que tocará la batería y leer algunos textos bíblicos durante el culto. El día de la agresión el quería cantar pero el tiempo para eso ya había pasado. Al negarle que subiera el arremetió contra el pastor a quien lo dejó desmayado del primer golpe que le dió.
No era la primera vez que arremetía contra el pastor. Antes lo empujó en pleno púlpito, como si intentara quitarlo a la fuerza de su lugar. En otra ocasión, lo buscó con machete en mano. Al encontrar la iglesia cerrada, descargó su rabia a machetazos contra los portones, como si así pudiera abrirse paso al altar que tanto anhelaba pisar.
Las amenazas habían sido claras, si no le permitían subir al estrado, tomaría represalias. Y las cumplió. Luego del ataque, el pastor acudió a la delegación policial de Villa El Carmen para denunciar los hechos y fue remitido a Medicina Legal. El agresor fue detenido, pero solo por 48 horas. A pesar del dictamen que confirmaba las lesiones, las autoridades policiales le ofrecieron al pastor una mediación que él rechazó. Lo que más ha causado indignación es que el sábado, el agresor ya estaba de vuelta en las calles de Los Cedros, como si nada hubiera pasado. En la congregación reina el miedo. Muchos se preguntan si volverá a atacar contra el pastor o contra otro miembro de la iglesia.
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