Los dos folios del Acta de la Independencia, firmada en Cartago el 29 de octubre de 1821, mostraban un importante deterioro luego de dos siglos de manipulación.
• Durante año y medio, al documento histórico se le realizó una limpieza especial, se le revirtió el proceso de oxidación y se le creó un contenedor único para asegurar su adecuada conservación. • Proceso fue llevado a cabo por funcionarios del Archivo Nacional de Costa Rica y de la Universidad de Costa Rica, con la colaboración de empresarios privados.•
La presentación del acta se realizó este viernes 26 de febrero en la actividad oficial de lanzamiento del inicio de las celebraciones del Bicentenario.
San José, 26 de febrero de 2021. Firmada en el Ayuntamiento de Cartago el 29 de octubre de 1821, el Acta de la Independencia, uno de los tesoros patrimoniales de Costa Rica, se sometió durante el último año y medio a un delicado y riguroso proceso de restauración.
Como parte del lanzamiento de la conmemoración de los 200 años de Independencia de Costa Rica, este viernes se develó este fragmento de la historia del país y por única vez, luego del cuidadoso y complejo trabajo de conservación de este documento de dos folios.
La presentación del acta en el Archivo Nacional de Costa Rica se realizó en la actividad oficial de lanzamiento del Bicentenario, la cual contó con la presencia del presidente de la República, Carlos Alvarado, y miembros de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como invitados especiales de otras instituciones.
El proceso de restauración del Acta de Independencia es una historia de cariño a la Patria y pasión por la historia,protagonizada por un equipo multidisciplinario de los ámbitos público y privado que estuvo liderado por el Archivo Nacional en colaboración con funcionarios de la Universidad de Costa Rica y el apoyo de empresarios privados.
Debido a su continua manipulación durante dos siglos, el Acta estaba ampliamente deteriorada, a pesar de los rigurosos cuidados con que la resguardaban en las últimas décadas en el Archivo Nacional. La conmemoración de los 200 años de Independencia fue el contexto idóneo para intervenir el documento.
“En buen tico, el documento del Acta había sido bastante traveseado durante toda su historia. Se prestaba, se exhibía, se iba de gira por el país, y es así como se llega a un importante nivel de deterioro que era necesario intervenir”, explicó Alexander Barquero Elizondo, director general del Archivo Nacional. Manchas, oxidación y pequeñas rasgaduras eran algunos de los daños que presentaba el documento.
Dos folios fundamentales para la historia de Costa Rica. La historia de esta Acta de Independencia comienza en un Cartago colonial –en el que pocas personas sabían leer y escribir– y culmina 200 años después, en un esfuerzo enorme que incluye a químicos, microbiólogos, biotecnólogos, conservadores de arte y restauradores de Costa Rica y de Italia (Florencia).
El acta es un documento pequeño e, incluso, puede parecer modesto; prueba de que las apariencias engañan. Se trata de dos folios fundamentales para la historia de Costa Rica, ya que en sus líneas manuscritas se proclama la independencia absoluta de España, un primer paso en el proceso hacia una vida soberana.
Si bien se firmaron documentos similares en los ayuntamientos de San José, Alajuela, Heredia y Nicoya, el de Cartago se convirtió en simbólico. Hay que recordar que Cartago era la capital de la provincia de Costa Rica y el acta recoge firmas de delegados de otros pueblos: Alajuela, Heredia, Ujarrás, San José, Barva y Bagaces, detalló el historiador Javier Gómez Jiménez, jefe del departamento Archivo Histórico.
Minucioso proceso. La intervención física del acta empezó en el departamento de Conservación del Archivo Nacional, en manos de Carlos Pacheco, restaurador con más de 40 años de experiencia en la institución. Precisamente fue Pacheco quien alertó de la oportunidad de restaurar el documento, lo cual se hizo gracias a un convenio entre el Archivo Nacional de Costa Rica, (entidad desconcentrada del Ministerio de Cultura y Juventud) y la Universidad de Costa Rica (UCR).
Lo primero que Pacheco hizo fue descoser el Libro de Actas del Ayuntamiento de Cartago. Posteriormente, los expertos estudiaron el acta minuciosamente desde diferentes especialidades.
“Mediante el equipo del Centro de Investigación en Ciencia e Ingeniería de Materiales y del Instituto de Investigaciones en Ingeniería (INII) se realizó la caracterización fisicoquímica de los documentos, mientras que en CIPRONA-CENIBiot se efectuó la prospección microbiológica. Asimismo, las investigadoras revisaron gran cantidad de bibliografía y consultaron a expertos nacionales e internacionales para redactar el protocolo de intervención que requería el material”, comentó Paola Agüero Gamboa, bachiller en Química y asistente de la investigadora Mavis Montero, encargada del LABCultura(Laboratorio de Conservación de Patrimonio Cultural) del Cicima de la UCR.
Aunque la UCR empezó colaborando en el proceso de diagnóstico de la situación del documento, luego se involucró en la etapa de restauración a otros especialistas: Salomón Chaves, experto en conservación de papel e investigador del Instituto de Investigaciones en Arte (IIARTE), y Agustín Solano Arguedas, funcionario del INII, entidad que cuenta con un laboratorio especializado en papel. A ellos se unió Max Chavarría del Centro de Investigaciones en Productos Naturales (Ciprona) y el Centro Nacional de Innovaciones Biotecnológicas (CENIBiot), que, en conjunto con su equipo de investigación, ayudaron a determinar los microorganismos presentes en el documento.
De hecho, a los folios de 200 años se les aplicó un jabón especial diseñado y fabricado por Darío Chinchilla, profesor de la Escuela de Química de la UCR, quien los donó desde su empresa privada (Terra & Botanics).
Bajo la coordinación de Montero y con el apoyo de estos profesionales, se diseñó entonces el protocolo necesario para limpiar y restaurar el documento con sustancias químicas.
Una vez definido el protocolo, se separaron las intervenciones: habría una específica para el Libro del Ayuntamiento de Cartago y otra para los folios del Acta. Al primero se le aplicaron detergente y sustancias químicas como borohidruro de sodio, fitato de calcio e hidróxido de calcio. A los dos folios del Acta de Independencia se les trató además con agentes químicos para revertir el proceso de oxidación (presente en las tintas y en el papel), para inactivar metales y para neutralizar la acidez del papel.
Dentro de algunas semanas se efectuarán las últimas tareas, aplicando nanopartículas de hidróxido de calcio facilitadas por la Universidad de Florencia y CSGI, gracias al apoyo del profesor Piero Baglioni. El producto, que se aplica en spray, actúa como reserva alcalina y antioxidante. Finalmente, se colocará una gelatina para darle resistencia a los folios.
Contenedor especial. Luego de que Carlos Pacheco restauró los folios del Libro de Actas del Ayuntamiento de Cartago y los agrupó en 18 cuadernillos, el encuadernador y restaurador de libros Luis Umaña, dueño del taller el Diario de los Viajes, donó su trabajo y cosió los cuadernillos en bastidor, siguiendo la técnica tradicional empleada hace 200 años en ese tipo de libros; después realizó la encuadernación respectiva. Por recomendación de la UCR, no se usó goma en el proceso.