Durante el período colonial en la provincia de Costa Rica, una característica clave de la circulación monetaria fue la escasez de moneda, aunque no se puede decir que esta estuviera completamente ausente. Costa Rica carecía de explotaciones mineras de metales preciosos y no tenía una casa de acuñación de moneda, lo que la hacía dependiente del comercio intercolonial como principal fuente de moneda. Sin embargo, el control del comercio estaba en manos de diversos grupos que no solo buscaban concentrar la riqueza, sino también evitar que otros grupos ascendieran económicamente y políticamente, se detalla datos del 9 Congreso de Historia: «El cacao como moneda en Costa Rica»,2008
en el siglo XVIII
En el siglo XVII y principios del siglo XVIII, documentos históricos hacen referencia a una difícil situación económica en Costa Rica debido a la caída del comercio intercolonial y la consiguiente falta de moneda de plata necesaria para las transacciones internas de bienes y servicios.
Un ejemplo de esta situación se encuentra en las palabras de Salvador Torres, síndico procurador de Cartago, en 1632, al explicar por qué la provincia de Costa Rica nunca había pagado la alcabala.
Esta falta de moneda circulante tuvo un impacto significativo en la población, especialmente a finales del siglo XVII y principios del XVIII, ya que aquellos que no tenían acceso a la moneda se veían limitados en su capacidad para adquirir bienes básicos de consumo. Ante esta situación, representantes de la corona española en Costa Rica solicitaron autorización para utilizar el cacao como moneda, lo cual se logró en 1709 como una solución para garantizar un medio de intercambio en la provincia.
Durante el período precolombino en Costa Rica, las transacciones comerciales entre las sociedades autóctonas se basaban en el sistema de trueque, que implicaba el intercambio de productos como alimentos (sal, cacao, maíz, plátanos, yuca, frijoles), herramientas especializadas, cerámica, algodón, mantas, objetos de oro y otros bienes producidos por diferentes comunidades indígenas. El cacao también se utilizaba como moneda debido a su valor en estas transacciones, detalla Guías de Costa Rica, «Historia de la Moneda en Costa Rica»
Con la llegada de los españoles en 1492, se estableció un nuevo ordenamiento económico y se introdujo el sistema monetario español en América. Las monedas se fabricaban en oro y plata, y se denominaban en reales de plata y escudos de oro, con diferentes valores fraccionarios. Esta moneda escasa circulaba en Costa Rica gracias al comercio con otras colonias españolas.
Después de la independencia de Centroamérica en 1821, Costa Rica continuó utilizando este sistema monetario colonial, y se estableció una «Casa de la moneda» en 1828 para la fabricación de monedas propias. A pesar del desarrollo de actividades como la minería y la producción cafetalera, la moneda seguía siendo escasa en esta época.
En 1863, se adoptó el sistema decimal y se creó una nueva unidad monetaria, el peso, dividido en cien partes llamadas centavos. Se acuñaron monedas de diferentes valores en oro y plata.
A finales del siglo XIX, la devaluación de la moneda fue causada por la caída del precio internacional de la plata. Esto llevó a una reforma monetaria en 1896, que estableció el Colón como la nueva unidad monetaria, dividida en 100 céntimos, la cual se sigue utilizando en la actualidad.
Desde 1950, el Banco Central de Costa Rica asumió la responsabilidad de emitir monedas y dictar la política monetaria del país. A lo largo de la historia, el material y el tamaño de las monedas han cambiado para reducir costos y mejorar su durabilidad, con la transición de metales preciosos a metales como el cobre, bronce, níquel y acero. Estos cambios reflejan la evolución económica y monetaria de Costa Rica a lo largo de los años.