El sábado 21 de enero de 1984, a las 12:00 m.d. don Claudio Ríos Vargas, “Cuyo Ríos” un conocido curandero vecino de Pénjamo de Florencia, San Carlos llegó a la antigua terminal de autobuses de Ciudad Quesada, uno minutos pasada las doce medio día.
Hacía dos o tres minutos que “El Betzabé» un viejo autobús marca Ceddón, modelo 1969 que hacía la carrera a Coopevega de Cutris había salido de la terminal con 110 personas a bordo, pese a que su capacidad era sólo para 70 pasajeros.
El conductor Rafael Ángel Murillo Rodríguez más conocido como «Tatica«, y que aún vive, llenó el autobús a más no poder y salió casi puntual, con pasajeros incluso en las gradas.
Con una bolsa en la manos , don Claudio llegó a la terminal con la esperanza de abordar El Betzabé, pero ya se había ido. Había venido esa mañana a Ciudad Quesada a hacer unos mandados y bien parece que le urgía llegar.
De inmediato Ríos salió de la terminal atareado camino unos metros para abajo, pasó frente al Parque de Ciudad Quesada y la catedral, frente al Almacén de Inocente Hidalgo y un poco más abajó, por donde está Farmacia Lizano número uno, dicen que lo vieron haciéndole parada a un taxi que venía de hacer un servicio. Le pidió al conductor que lo llevará a alcanzar el autobús que lo llevaría a la muerte en pocos minutos.
«Dicen que hace poco salió, lléveme para alcanzarlo»-le dijo el curandero al taxista, mientras se acomodó en el asiento de lado del conductor. Luego que el vehículo se puso en marcha, don “Cuyo” miró por la ventanilla por última vez, como se perdían las coloridas casas y pequeños edificios comerciales de Ciudad Quesada. El taxista pisó el acelerador rumbo al norte, por la vía que lleva al Hospital San Carlos, centro médico recién construido en el año 1983.
Antes de llegar al Hospital , divisaron el El Betzabé que se habría paso por la carretera. Don Claudio lo vio a lo lejos y le dijo que al taxista que lo rebasara para esperarlo en la parada del Hospital.
Pese a lo lleno que iba el autobús, el conductor «tatica«, le paró a don Claudio para que subiera. Este no dudo subirse a la grada, el único sitio donde había campo. Tatica metió primera y luego segundo al viejo Ceddón y continúo el trayecto. Dentro del bus, el calor arreciaba. Cuerpos pegados uno detrás de otro. Bullicio de personas se mezclaban con el rugido del motor. El autobús subió despacio la pequeña cuesta que pasa por la entrada Cedral y luego, empezaron las curvas y las bajadas..
Empezó el descenso y mientras lo hacía, acrecentó el rugido del motor. El Ceddón aumentó la velocidad y Tatica, pisó frenos, pero estos nos respondieron. Lo intentó varias veces y de inmediato pensó lo peor. La gente se había dado cuenta de lo que pasaba y empezó la desesperación, llantos, gritos y oraciones. Pronto todo fue caos, don Claudio, aún en la grada, se percató del peligro y de lo que estaba por ocurrir y se encomendó a Dios.
Mientras tanto Tatica, hacía todo lo posible por maniobrar el Betzabé hasta algún paredón para detenerlo, pero la velocidad del autobús aumentó aún más. En el lugar conocido como Puente Casa, el bus se salió de la carretera y se precipitó dando vueltas por una ladera de más de 50 metros y ocurriría lo peor.
Mientras daba vueltas iban quedando personas aplastadas por la maquina. Todo se cubrió de sangre por toda partes. Gritos de desesperación y auxilio salían de aquella máquina infernal que daba vueltas por la ladera hasta finalmente detenerse en el fondo del precipicio. Entre fierros retorcidos, vidrios quebrados y pedazos de lata decenas de pasajeros heridos intentaban salir o auxiliar los que estaban más graves.
Había muertos y sangre por todas partes. Don Claudio, murió aplastado por el Betzabé, mientras daba vueltas. En total 19 personas perderían la vida en esta tragedia, la peor que tenga memoria el cantón de San Carlos.
Cuenta Stephanie Rios, hija de don Claudio: “Papá no murió de inmediato según los socorristas, él no quiso ser llevado al hospital antes que los niños y las mujeres. Mi papá murió camino al hospital estaba con golpes internos…. aunque estubo hablando sentado bajo un árbol mirando la terrible escena…. según uno de sus amigos que estaba como voluntario en la Cruz Roja y que años después se desempeñó como un exelente fiscal cuenta que mi padre,le dijo llévelos a ellos primero , hablando de los niños y mujeres, yo espero y así fue.
Le preguntaron si tenia dolor, si estaba bien ,y él le dijo – si estoy bien -decía papá claro estaba reventado por dentro…Dios ya tenía un lugar preparado para él. El bebé que carga mi papá es mi hermano Mauricio Sandoval “ contó Ríos ..
La historia de don Cuyo , el curandero, de Florencia, quien trataba a decenas de sancarleños con plantas medicinales y pócimas que preparaba con estas, pereció aquel sábado en el fatídico viaje. Minutos antes había pagado taxi en el centro de Ciudad Quesada, sólo para encontrar la muerte a pocos seis kilómetros de ahí.
Según cuentas los sancarleños que lo conocían era un excelente curandero y a su casa acudían decenas de personas de la Zona Norte para que les recetara algún remedio para sus enfermedades. Pero la vida de don Claudio, estaba trazada, moriría ese día, y para morir pago taxi.
Sin duda esta es una de las historias más conmovedoras de las que se recuerden de aquel sábado 21 de enero del 1984. Surgieron otras, pero la de don Cuyo, es la que más impacta, ya que pagó taxi para morir.
También se cuenta la historia de un señor de Sarapiquí que murió en la tragedia. Cuentan que se equivocó de autobús y subió en el Betzabé. Él iba para Puerto Viejo de Sarapiquí y subió al autobús de Coopevega por error, para luego encontrar la muerte en la tragedia de Puente Casa.
Asimismo está la historia de Orlando Campos, un chofer de la empresa, que no era el conductor ese día, pues estaba libre. Cuentan que dejó pasar a su padrino, pero él no subió, porque el autobús estaba sobrecargado. Dicen que le recomendó al padrino esperar otro bus que salía 30 minutos después, pero este no lo hizo y murió en la tragedia..
Luego de la tragedia surgieron decenas de anécdotas de sancarleños que aquel día los dejó el autobús y los que prefirieron no viajar en el Betzabé, otros que lo hicieron vivieron para contarlo y otros como don Claudio, no lo lograron.
Sin duda la tragedia de Puente Casa es una de las más tristes que recuerden los sancarleños. Allí perecieron muchos vecinos del cantón. Hoy sus familias y los sobrevivientes no dejan de recordar aquel fatídico sábado de enero que para algunos, se acabo el mundo.
Estos son los 19 fallecidos, incluido el curandero Claudio Ríos.
Jessica Inés Cruz Rodríguez
Miguel Ángel Ledezma Molina
Secundino Espinoza Espinoza
Rigoberto Molina Cortés
Francisco Rodríguez Porras
Marco Tulio Salas Zúñiga
Héctor Araya Alfaro
Juan Luis Arce Rodríguez
Juven Vargas Villalobos
Gerardo Quesada Acuña
Asdrúbal Villalobos Vargas
Claudio Ríos Vargas
Juan José Rodríguez Alvarado
Cándido Suárez Rocha
María Luisa Masís Vargas
Edwin Rojas Blanco
María Urbina Gaytán
Rossy Esther Molina y ……
Leyla Guerrero Avila.
Miguel Ángel Vega