La Virgen, Sarapiquí, frontera norte
- Gracias a la victoria costarricense en Sardinal, los filibusteros no tomaron San José y demás ciudades del Valle Central
- La “gavilla de advenedizos, escoria de todos los pueblos…” tuvo que retroceder ante la valentía de los costarricenses
Los héroes de la Batalla de Sardinal jamás serán olvidados y su legado de libertad siempre será valorado y perdurará en la memoria del pueblo de Costa Rica.
Ese es el objetivo de los ministerios de Seguridad y Educación, que cada año promueven la realización de actos cívicos para conmemorar tan importante gesta histórica, la cual constituye, después de la Batalla de Santa Rosa, el segundo enfrentamiento entre tropas costarricenses y filibusteras dentro de la Campaña Nacional de 1856.
La Batalla de Sardinal, ocurrida el 10 de abril de 1856, tan solo un día antes de la Batalla de Rivas y 21 después de la de Santa Rosa, tuvo como escenario el río Sardinal, un afluente del río Sarapiquí, ubicado en el distrito de La Virgen, cantón de Sarapiquí, Heredia.
Es por ello que el miércoles varios oficiales de la Fuerza Pública, en compañía de estudiantes y docentes de la escuela de Sardinal, junto con familias de esa comunidad, realizaron un acto cívico.
La actividad se efectuó frente al monumento que fue levantado en honor a los soldados del Ejército de Costa Rica que, hace 168 años, derrotaran a los invasores, “gavilla de advenedizos, escoria de todos los pueblos…”, como los llamó el Libertador y Héroe Nacional, Juanito Mora.
Aunque este acontecimiento no ha sido tan recordado como las otras batallas, la de Sardinal reviste una gran importancia desde el punto de vista estratégico, pues gracias a la victoria costarricense, los filibusteros no lograron tomar las principales ciudades del país, lo cual posiblemente habría cambiado el curso de nuestra historia.
Gracias a actos como este, jamás olvidaremos el sacrificio de héroes como el general Florentino Alfaro Zamora, quien era el comandante de nuestros soldados en esa batalla y herido en combate, así como del segundo al mando, el teniente coronel Rafael Orozco Rojas, quien tomó el liderazgo de nuestros soldados, tras ser herido el general Alfaro.