La movilidad eléctrica en Costa Rica se presenta con un panorama prometedor,

El futuro de la movilidad eléctrica en Costa Rica se presenta con un panorama prometedor, apoyado en la creciente conciencia ambiental, la necesidad de reducir las emisiones de gases contaminantes y el impulso por adoptar tecnologías más sostenibles.

Costa Rica se ha destacado por su liderazgo en sostenibilidad y compromiso con el medio ambiente.

El gobierno ha fijado metas ambiciosas para reducir la huella de carbono y ha implementado políticas para incentivar el uso de vehículos eléctricos (VE). La Ley 9518, aprobada en 2017, establece incentivos fiscales y arancelarios para la importación y comercialización de vehículos eléctricos.

Esta ley ha sido clave en el crecimiento del parque vehicular eléctrico, y en los próximos años se espera que el marco normativo se refuerce aún más, con nuevos incentivos y regulaciones para fomentar la transición hacia una flota de transporte más limpia.

Infraestructura

Uno de los aspectos clave para el desarrollo de la movilidad eléctrica es la creación de una infraestructura de carga eficiente y accesible.

Actualmente, existen varios puntos de carga en las principales ciudades del país, pero para que el uso de vehículos eléctricos se generalice, será necesario expandir esta red a nivel nacional, especialmente en áreas rurales y en las principales rutas interurbanas.

Empresas privadas y la estatal Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) están impulsando la construcción de estaciones de carga, lo que permitirá aumentar la confianza de los usuarios en la viabilidad de los VE como opción para viajes largos.

Costa Rica ha sido pionera en el fomento de vehículos eléctricos en América Central.

Los incentivos incluyen exoneración del pago de impuestos, reducciones en las tarifas de registro vehicular y exoneración de algunos derechos de importación.

Estas medidas han permitido que la movilidad eléctrica sea más accesible, aunque aún representan un segmento pequeño del mercado automovilístico. Se espera que, con la evolución de la infraestructura y políticas más atractivas, los costos de adquisición de estos vehículos disminuyan con el tiempo, ampliando su presencia en las calles costarricenses.

La transición hacia la movilidad eléctrica en Costa Rica tiene un impacto positivo en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Aunque Costa Rica ya cuenta con una matriz energética limpia, que en su mayoría proviene de fuentes renovables como la hidroeléctrica, eólica y solar, el sector del transporte aún es responsable de una gran parte de las emisiones contaminantes.

La adopción masiva de vehículos eléctricos contribuiría significativamente a reducir la huella de carbono del país y a consolidar su posición como líder en sostenibilidad global.

A pesar del optimismo, hay varios desafíos que podrían ralentizar la adopción masiva de la movilidad eléctrica. Uno de los más destacados es el alto costo inicial de los vehículos eléctricos, aunque este ha disminuido en los últimos años gracias a los avances en tecnología y la reducción de precios de las baterías. Además, la infraestructura de carga sigue siendo limitada, especialmente fuera de las grandes áreas urbanas, lo que genera incertidumbre en los conductores que podrían ver a los VE como una opción poco práctica para desplazamientos largos.

Otro desafío es la necesidad de una cultura de cambio que fomente el uso de vehículos eléctricos no solo como una alternativa tecnológica, sino como una opción viable y eficiente para el ciudadano costarricense promedio. La educación y la sensibilización sobre las ventajas del transporte eléctrico serán clave en este proceso.

El sector privado juega un papel crucial en el impulso de la movilidad eléctrica en Costa Rica. Empresas nacionales y extranjeras están comenzando a ofrecer vehículos eléctricos de diversas gamas, desde autos compactos hasta modelos de lujo. Además, los fabricantes de automóviles están desarrollando modelos adaptados al mercado local, lo que podría acelerar la adopción de esta tecnología.

Adicionalmente, el avance en la innovación en baterías y cargadores rápidos también promete revolucionar el sector. Costa Rica, al ser un país con una economía relativamente pequeña, puede beneficiarse de los avances globales en estas áreas, lo que haría más accesibles los vehículos eléctricos a mediano y largo plazo.

Para los próximos 10 a 15 años, se espera que la movilidad eléctrica se consolide como la opción principal de transporte en Costa Rica.

El país está avanzando en la construcción de una infraestructura de carga adecuada y, con el respaldo de políticas gubernamentales favorables, los vehículos eléctricos ganarán cada vez más terreno en las calles del país.

Se prevé que para 2035, Costa Rica pueda alcanzar un objetivo de 100% de vehículos eléctricos en su flota pública y privada, lo que se alinearía con los objetivos globales de reducción de emisiones y sostenibilidad ambiental.

Costa Rica se encuentra en una transición hacia la movilidad eléctrica que promete transformar el paisaje del transporte en el país. Con políticas favorables, un entorno energético limpio y el apoyo de empresas privadas, el país podría convertirse en un modelo a seguir en la región en términos de sostenibilidad y movilidad eléctrica.