San Carlos no escapa a los casos de suicidios que se dan en el país: con dos casos recientes que han conmocionado a la comunidad.
El más reciente ocurrió en Pocosol, mientras que el día anterior se registró otro en San Jorge de La Fortuna.
El suicidio es una tragedia que deja tras de sí sufrimiento, preguntas sin respuesta y un fuerte estigma social. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), es la tercera causa de muerte a nivel mundial y afecta principalmente a jóvenes entre 19 y 24 años. Por esta razón, es un tema de salud pública que requiere atención prioritaria.
En Costa Rica, del año 2018 y hasta el 2022, se contabilizaron 1.984 fallecimientos por suicidio, de los cuales el 82% (1.627) eran hombres y el 18% (357) mujeres. El 2022 se convirtió en el año con más casos de suicidios en más de una década, por encima de 400 casos.
La importancia de la prevención
A pesar de la gravedad del problema, el suicidio es prevenible con estrategias adecuadas. Es fundamental contar con políticas públicas que promuevan la salud mental y emocional, así como estilos de vida saludables. Además, es clave una respuesta rápida y eficaz ante los factores que pueden llevar a una persona a una crisis emocional.
Álvaro Solano, director de la Escuela de Psicología de la Universidad Fidélitas, señala que la prevención del suicidio debe abordarse de manera multidisciplinaria.
“Es necesario identificar los factores de riesgo en las comunidades, familias y personas, comenzando por reconocer las carencias en el sistema de salud, la economía y la sociedad, ya que estos elementos afectan de diferentes maneras a cada individuo”, explicó.
Solano también destacó la importancia de fortalecer los factores protectores. “En los centros educativos se deben promover iniciativas que generen un sentido de pertenencia en los estudiantes.
Espacios de ocio, recreación y acompañamiento pueden ser clave para que, en momentos de crisis, los jóvenes sepan dónde acudir para buscar ayuda”, agregó.
El papel de la comunidad y la familia
Más allá de las instituciones, la familia y la comunidad juegan un papel crucial en la prevención del suicidio. Detectar señales de alerta, fomentar la comunicación y brindar apoyo emocional pueden marcar la diferencia. Es fundamental romper con los tabúes que rodean la salud mental y fomentar un entorno donde las personas se sientan seguras para expresar sus emociones y pedir ayuda.
Si usted o alguien que conoce está pasando por una crisis emocional, es importante buscar ayuda. En Costa Rica, existen líneas de apoyo como el 9-1-1 o servicios de salud mental en clínicas y hospitales públicos. La prevención del suicidio es un esfuerzo colectivo en el que cada persona puede aportar con empatía y solidaridad.