El cardenal Pietro Parolin, actual Secretario de Estado del Vaticano, es considerado el principal candidato para suceder al papa Francisco en un futuro cónclave. Su perfil combina moderación y pragmatismo, lo que lo alinea con una tradición institucionalista que equilibra aspectos tanto de Francisco como de Benedicto XVI. Esta postura lo posiciona como una figura de consenso dentro de la Iglesia, en un momento en que el próximo pontífice deberá navegar entre las demandas de reforma y la resistencia de sectores más conservadores.
Un perfil diplomático y reformista
Parolin ha demostrado una notable habilidad diplomática a lo largo de su carrera, lo que lo convierte en un candidato idóneo para liderar la Iglesia en tiempos de incertidumbre geopolítica. En una entrevista, dejó en claro su visión de la diplomacia vaticana: “No quisiera una diplomacia que haga las primeras planas de los diarios, sino que sea más eficaz. No buscamos popularidad”. Esta declaración refleja su enfoque discreto pero efectivo en la política internacional, una característica clave en el liderazgo eclesiástico.
Si bien comparte con el papa Francisco una visión progresista en ciertos aspectos, como la apertura al diálogo interreligioso y la preocupación por los más vulnerables, también se distingue por su prudencia y capacidad de negociación con regímenes complejos. Esto lo diferencia de figuras más abiertamente reformistas dentro del Colegio Cardenalicio y le permite mantener una relación equilibrada con sectores tradicionalistas.
Experiencia internacional y diplomática
Parolin ingresó al Servicio Diplomático del Vaticano en 1986 y desempeñó misiones clave en Nigeria y México. En 2002 fue nombrado subsecretario de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado, lo que lo convirtió en una especie de “viceministro” de Exteriores del Vaticano. Desde ese cargo, viajó extensamente por Oriente Medio, China y Corea del Norte, gestionando diálogos delicados con gobiernos que mantienen posturas restrictivas frente a la Iglesia Católica.
Uno de los momentos más desafiantes de su carrera fue su nombramiento en 2009 como Nuncio Apostólico en Venezuela, en plena confrontación entre la Santa Sede y el gobierno de Hugo Chávez. Su capacidad para manejar esa tensa relación sin comprometer la posición de la Iglesia es un testimonio de su talento para la negociación en contextos difíciles.
¿Por qué es el favorito?
El futuro cónclave tendrá que elegir entre continuar con el legado reformista de Francisco o retornar a una línea más tradicional. Parolin se perfila como un candidato capaz de mantener un equilibrio, con una gestión diplomática eficaz y una apertura moderada a las reformas. Su trayectoria, su cercanía con Francisco y su habilidad para dialogar con sectores conservadores lo posicionan como una opción viable para liderar la Iglesia en los próximos años.