Se fumó la ilusión: Diputados mandan al archivo el autocultivo de marihuana

El proyecto del Frente Amplio germinó con ilusión… pero no pasó ni de la maceta.

El sueño verde del Frente Amplio quedó en humo este martes, luego de que la Comisión de Asuntos Jurídicos le aplicara un rotundo “no gracias” al proyecto de ley que permitiría el autocultivo regulado de marihuana para uso personal. La iniciativa, presentada por el diputado Ariel Robles Barrantes, fue rechazada y enviada directo al archivo, donde probablemente reposará junto a otros ideales progresistas que no lograron florecer en suelo legislativo.

Una planta sin tierra: la iniciativa que no logró echar raíces

La propuesta —que pretendía adicionar el artículo 58 bis a la Ley sobre Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas— abría la puerta para que cualquier mayor de edad pudiera cultivar hasta 20 plantas hembra de cannabis, siempre que fuera para consumo personal y sin fines comerciales. Todo esto, por supuesto, en el marco de una regulación estricta, con multas incluidas para quienes se pasaran de creativos con el número de matitas.

Además, el Estado se comprometía a hacer campañas educativas sobre consumo responsable, involucrando al IAFA, al ICD y al Ministerio de Salud. Pero al parecer, los diputados prefieren seguir haciendo campaña con miedo antes que con educación.

¿Quiénes lo apoyaron? Dos. ¿Quiénes lo sepultaron? Varios.

En la votación, los liberacionistas Alejandra Larios, Francisco Nicolás y Danny Vargas —acompañados del oficialista Daniel Vargas— decidieron apagar el porro antes de que prendiera. A favor se mantuvieron firmes la diputada del Frente Amplio, Rocío Alfaro Molina, y la legisladora independiente Johana Obando, quienes, al parecer, entienden que la discusión sobre drogas va más allá del miedo al “chamuko”.

Un debate que se quedó en la semilla

Así, el debate nacional sobre el autocultivo no logró ni asomar una hojita. Con la decisión de la comisión, se frena, por ahora, cualquier intento de legalizar el cultivo personal. Los argumentos en contra fueron los clásicos: riesgo para la salud pública, dificultad para controlar la producción, y el infaltable temor a que se “mande el mal mensaje”.

Mientras tanto, la marihuana medicinal ya es legal, la industrial también, y las farmacias venden más calmantes que la feria del agricultor. Pero que un campesino siembre un par de plantas en el patio para aliviar su artritis… ¡Dios guarde!

Conclusión: Costa Rica sigue “curando” el tema con tabú y temor

El proyecto del Frente Amplio no fue aprobado, pero dejó claro que la discusión sobre el cannabis sigue atrapada entre prejuicios, doble moral y miedo al qué dirán. Mientras en otros países la regulación avanza con responsabilidad, aquí seguimos pensando que todo el que fuma marihuana terminará tocando bongos en una esquina o viendo dragones en el cielo.

Por ahora, si querés cannabis, que sea en crema, en cápsula o en extracto. Pero sembrarlo vos mismo… ni lo pensés. Que eso, señoras y señores, aquí todavía es cosa del demonio.

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