Costa Rica es un país pequeño en tamaño, pero inmenso en diversidad geológica. Con una superficie de apenas 51.100 km², alberga alrededor de 200 estructuras volcánicas identificadas, de las cuales cinco son consideradas activas en la actualidad. Esta impresionante concentración convierte al país en uno de los puntos más dinámicos del “Cinturón de Fuego del Pacífico”, una zona altamente sísmica y volcánica que rodea el océano Pacífico y es responsable de gran parte de la actividad volcánica del planeta.
¿Cuántos volcanes tiene Costa Rica?
Según el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (OVSICORI), existen alrededor de 112 estructuras volcánicas claramente identificadas, entre cráteres, conos y domos, aunque algunos estudios más amplios elevan la cifra a más de 200 si se incluyen formaciones menores y antiguas. Sin embargo, solo siete volcanes tienen historial eruptivo reciente, y actualmente cinco están catalogados como activos:
• Volcán Arenal (Alajuela)
• Volcán Poás (Alajuela)
• Volcán Turrialba (Cartago)
• Volcán Irazú (Cartago)
• Volcán Rincón de la Vieja (Guanacaste)
Estos cinco volcanes presentan actividad sísmica, emisiones de gases, fumarolas, o erupciones ocasionales, lo que justifica su monitoreo constante por parte de las autoridades científicas y de protección civil.
Una tierra joven y altamente volcánica
Costa Rica se formó por la colisión de la placa tectónica del Caribe con la placa de Cocos, lo cual generó una intensa actividad volcánica que aún hoy moldea su territorio. Esta actividad ha sido clave no solo para la conformación del relieve costarricense, sino también para la fertilidad de sus suelos, que benefician enormemente a la agricultura.
Los volcanes están distribuidos en una franja montañosa que atraviesa el país de noroeste a sureste, dividiéndose en las Cordilleras Volcánicas de Guanacaste, Tilarán, Central y Talamanca. Estas regiones concentran la mayoría de estructuras volcánicas, muchas de ellas dormidas o extintas.
La Zona Norte: una región marcada por el fuego
La Zona Norte de Costa Rica, que incluye cantones como San Carlos, Los Chiles, Upala y Guatuso, está directamente influenciada por la Cordillera Volcánica de Guanacaste y parte de la de Tilarán. Esta región no solo es conocida por su biodiversidad y turismo, sino también por la imponente presencia de volcanes activos y dormidos que dominan su paisaje.
Entre los volcanes más destacados de la Zona Norte están:
• Volcán Arenal: Ubicado en La Fortuna de San Carlos, es el más emblemático de Costa Rica. Su última gran erupción fue en 1968 y permaneció activo hasta 2010. Aunque ha entrado en un período de calma, sigue siendo vigilado por expertos.
• Volcán Tenorio: Famoso por albergar el Río Celeste, sus cráteres y fumarolas lo convierten en un atractivo natural, aunque su actividad es considerada baja.
• Volcán Miravalles: Localizado entre Bagaces y Guayabo, es una fuente importante de energía geotérmica para el país. Aunque su actividad eruptiva es antigua, tiene manifestaciones termales significativas.
• Volcán Rincón de la Vieja: Aunque su parte central se encuentra en Guanacaste, su influencia llega hasta sectores de Upala. Ha tenido múltiples erupciones freáticas en los últimos años, expulsando gases y cenizas.
• Volcán Platanar (también conocido como Volcán Congo): Menos conocido, pero ubicado cerca de Ciudad Quesada. Su actividad es considerada baja, aunque presenta manifestaciones hidrotermales.
Volcanes y turismo: una alianza estratégica
La presencia de volcanes no solo representa un riesgo geológico, sino también una importante fuente de desarrollo económico a través del turismo. Lugares como el Parque Nacional Volcán Arenal y el Parque Nacional Rincón de la Vieja atraen a miles de visitantes cada año, quienes buscan disfrutar de senderos, cataratas, aguas termales, observación de fauna y espectaculares paisajes volcánicos.
Además, los suelos volcánicos han sido clave para el desarrollo de la agricultura en zonas como San Carlos y Upala, que destacan en la producción de piña, yuca, caña de azúcar, café y hortalizas.
Convivir con los volcanes
La historia volcánica de Costa Rica está escrita en sus montañas, en sus ríos termales, en sus cenizas y hasta en su gente. Convivir con volcanes implica respeto por la naturaleza, preparación ante emergencias y una constante vigilancia científica.
La actividad volcánica ha moldeado no solo el territorio, sino también la identidad de un país que ha aprendido a vivir entre montañas de fuego, donde cada volcán guarda un pedazo de su historia.