Cada año, en distintas comunidades de Costa Rica, se mantiene viva una costumbre que ha generado tanto expectativa como polémica: la tradicional “quema de Judas”. Esta práctica, que tiene lugar principalmente el Sábado de Gloria —durante la Semana Santa—, consiste en la elaboración y posterior quema de un muñeco que representa a Judas Iscariote, el apóstol que, según los Evangelios, traicionó a Jesucristo por treinta monedas de plata.
Aunque esta tradición tiene raíces en países como España y México, en Costa Rica ha evolucionado con el tiempo, y en algunas comunidades rurales y urbanas es común ver muñecos que no solo representan a Judas, sino que también encarnan a personajes impopulares o figuras públicas señaladas por la ciudadanía.
De la tradición a los actos vandálicos
Si bien originalmente la quema de Judas tenía un fin simbólico de rechazo a la traición y al mal, en la actualidad, en muchos sectores del país esta costumbre se ha distorsionado. Jóvenes y adultos, aprovechando la oscuridad de la noche del Sábado de Gloria, queman muñecos que a menudo van acompañados de explosivos improvisados. En algunos casos, estos actos han causado incendios, daños a la propiedad pública o privada, y alteraciones al orden público.
Las autoridades han manifestado su preocupación en torno a la práctica, ya que en muchos casos termina siendo un acto de vandalismo más que una tradición cultural. En barrios del Gran Área Metropolitana se han reportado incidentes donde se han utilizado llantas, gasolina y pólvora, lo que ha puesto en riesgo la seguridad de las comunidades.
¿Quién fue Judas Iscariote?
Judas fue uno de los doce apóstoles de Jesús. De acuerdo con el Nuevo Testamento, fue quien entregó a Jesús a las autoridades religiosas por dinero, lo que llevó a la crucifixión del Mesías. Su figura se ha convertido en símbolo universal de la traición y el engaño, razón por la cual se le representa en estas quemas.
Una tradición con raíces paganas
Aunque la quema de Judas se realiza durante la Semana Santa, su origen no es cristiano. Es una costumbre que proviene de rituales paganos europeos donde se quemaban figuras simbólicas para representar el mal o el final de un ciclo. Con la llegada del cristianismo, muchas de estas prácticas se sincretizaron con celebraciones religiosas, aunque su esencia sigue teniendo un tinte más cultural que espiritual.
La posición de la Iglesia Católica
La Iglesia Católica en Costa Rica ha sido crítica de esta tradición, señalando que la Semana Santa debe vivirse como un tiempo de reflexión, recogimiento y paz. Desde los púlpitos y comunicados, obispos y sacerdotes han llamado a los fieles a evitar estas prácticas, argumentando que fomentan la violencia, el odio y la intolerancia, además de poner en peligro la integridad física de quienes participan.
Para la Iglesia, Judas no debe ser recordado con odio, sino como un ejemplo de las consecuencias de alejarse del mensaje de amor y perdón que predicó Jesús. Además, se recalca que actos como la quema de figuras humanas no son parte del verdadero espíritu cristiano de la Semana Santa.
Una práctica que divide opiniones
Mientras algunos defienden la quema de Judas como una expresión cultural y una válvula de escape para las tensiones sociales, otros la ven como una excusa para cometer actos vandálicos que nada tienen que ver con la tradición original.
En cualquier caso, la quema de Judas sigue siendo parte del imaginario popular costarricense, aunque cada vez más cuestionada por sectores religiosos, autoridades policiales y ciudadanos preocupados por la seguridad y el respeto durante la Semana Santa.