En La Reforma Chaves camino entre miradas filosas y vocabulario colorido.

Entre saludos no tan cordiales y “cariñitos” con filo: Presidente Chaves recibe gritería en La Reforma

El presidente Rodrigo Chaves vivió este jueves una recepción bastante… efusiva durante su visita al módulo de máxima seguridad del centro penitenciario La Reforma. No hubo alfombra roja, pero sí una sinfonía de gritos, insultos y algunas “palabrillas” que claramente no eran muestras de afecto ni saludos presidenciales.

Mientras el mandatario recorría las instalaciones y supervisaba los decomisos del operativo carcelario —donde encontraron desde microondas y abanicos hasta sacos de boxeo y armas hechizas— varios privados de libertad aprovecharon la ocasión para expresarle su “admiración” a todo pulmón, en un lenguaje que no cabe ni en los mejores diccionarios.

A juzgar por los gritos, algunos reos no estaban muy contentos con las nuevas medidas del Gobierno, como el anuncio de una megacárcel al estilo “tómelo o déjelo” y el desmantelamiento de sus “comodidades penitenciarias”. La Reforma parecía menos una cárcel y más una sucursal del Black Friday: todo se decomisa.

Chaves, sin perder la compostura, continuó su recorrido entre miradas filosas y vocabulario colorido, como quien visita a la suegra sabiendo que no es bienvenido. Eso sí, dejó claro que su plan es firme: construir una megacárcel para 5.000 reos en solo 195 días, como quien arma una soda de estructuras metálicas… pero con rejas.

En resumen: no hubo abrazos, pero sí calor humano (muy humano). Porque si algo quedó claro en La Reforma es que el respeto a la investidura presidencial… está en revisión.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *