Presidente Chaves endurece discurso y reafirma su estilo desafiante: “No rendimos pleitesía a las élites de siempre”
En un mensaje marcado por un tono desafiante y sin concesiones, el presidente Rodrigo Chaves volvió a dejar claro que no tiene intenciones de moderar su estilo directo, aunque eso incomode a ciertos sectores del país. En un discurso reciente, el mandatario insistió en que su gobierno seguirá rompiendo con los esquemas tradicionales y enfrentando, sin rodeos, a quienes considera responsables de frenar el progreso nacional.
“Hoy Costa Rica tiene un Gobierno que cumple, que construye, que no calla y que no rinde pleitesía a las élites de siempre”, proclamó el presidente ante una audiencia que lo recibió con aplausos, pero también con miradas atentas por el peso de sus palabras.
Chaves, conocido por su retórica sin filtros y su disposición a confrontar a actores históricos del poder político y económico, aseguró que su administración representa un cambio profundo que, por naturaleza, genera resistencias. “Sé que las palabras fuertes y sinceras incomodan a muchos”, agregó, en referencia a las críticas constantes que ha recibido desde diversos frentes, incluyendo medios de comunicación, partidos de oposición y algunos sectores empresariales.
Durante su intervención, el mandatario también hizo alusión a los “obstáculos internos” que, según él, surgen de grupos con intereses enquistados en las instituciones del país. “No estamos aquí para seguir complaciendo a los mismos de siempre, sino para trabajar por el bienestar del pueblo”, expresó con vehemencia.
Este tipo de discurso no es nuevo en el estilo comunicacional del presidente. Desde el inicio de su mandato, Chaves ha construido su narrativa bajo una visión polarizada del panorama nacional: de un lado, el pueblo trabajador y cansado de promesas incumplidas; del otro, una élite política, económica y mediática que, en su visión, se resiste a perder privilegios y controlar el debate público.
Las declaraciones del mandatario se suman a una serie de intervenciones similares en las que ha arremetido contra lo que él llama “el establishment costarricense”. Aunque su estilo genera divisiones, también ha cosechado apoyo entre ciudadanos que se identifican con su discurso anticorrupción, su impulso a obras de infraestructura y su promesa de “poner orden” en el sector público.
Rodrigo Chaves parece decidido a mantener su curso, sin suavizar su mensaje ni adaptarse a lo que él considera las “formas vacías” de la política tradicional. Mientras tanto, Costa Rica sigue observando con atención el desarrollo de una administración que se presenta como disruptiva, desafiante y, para muchos, impredecible.