Costa Rica apuesta por el cannabis medicinal y el cáñamo industrial como motor de desarrollo rural y salud pública
El país inicia una nueva etapa productiva con 70 licencias otorgadas para el cultivo y procesamiento de cannabis con fines no recreativos, impulsando la innovación, la medicina alternativa y la economía local.
Costa Rica avanza hacia una transformación productiva con rostro social y enfoque en la salud. Con la aprobación de 70 licencias para operar legalmente en el cultivo y procesamiento de cannabis medicinal y cáñamo industrial, el país consolida un nuevo sector económico regulado, con alto potencial terapéutico y productivo.
Esta iniciativa se enmarca en la Ley 10113, aprobada en 2022, que regula estrictamente el uso no recreativo del cannabis, permitiendo su aplicación en tratamientos médicos y usos industriales, como alimentos, textiles, suplementos y bioplásticos.
Una industria emergente con rostro familiar
Entre las iniciativas destacadas se encuentra la de la familia Jiménez-Alvarenga, en Cartago. En su finca cultivan cáñamo con bajos niveles de THC y han desarrollado una línea de productos terapéuticos que incluye aceites, cremas y gomitas, destinados a aliviar condiciones como ansiedad, dolores crónicos o inflamaciones. Todo su proceso cumple con las regulaciones sanitarias y agrícolas del Ministerio de Salud y el MAG.
Este caso ejemplifica cómo pequeños productores están incursionando en una industria históricamente asociada a grandes corporaciones, convirtiéndose en protagonistas del desarrollo local sostenible. Cooperativas agrícolas, emprendedores rurales y familias están apostando por esta nueva economía verde y funcional.
Licencias en manos diversas: el cáñamo lidera
Del total de permisos emitidos hasta ahora:
- 56 licencias son para el cultivo y procesamiento de cáñamo industrial, una planta sin propiedades psicoactivas pero con múltiples aplicaciones industriales.
- 13 licencias se orientan a la producción de cannabis medicinal, cuyo uso terapéutico está estrictamente controlado y destinado a tratar enfermedades específicas.
Las autoridades recalcan que cada licencia fue otorgada tras un minucioso análisis técnico, sanitario y jurídico, en busca de garantizar seguridad, legalidad y transparencia.
Salud y evidencia: el respaldo de la ciencia y la experiencia
La dimensión más esperanzadora del proyecto se refleja en los testimonios de pacientes que han mejorado su calidad de vida gracias al cannabis medicinal. Padres de niños con epilepsia refractaria han reportado reducciones de hasta el 90% en las crisis, mientras que pacientes con artritis o enfermedades autoinmunes describen mejoría significativa en el manejo del dolor y la inflamación.
Estudios clínicos avalados por el Ministerio de Salud respaldan estas experiencias, al tiempo que fomentan nuevas líneas de investigación sobre el potencial terapéutico de los derivados del cannabis.
Desafíos en el camino
Pese a los avances, la naciente industria aún enfrenta barreras importantes. Las más urgentes, según expertos del sector, son:
- Acceso limitado al financiamiento, especialmente para pequeños productores sin historial crediticio agrícola en esta área.
- Falta de laboratorios locales certificados, que aseguren la calidad, la seguridad y la trazabilidad de los productos.
- Ausencia de canales claros para la exportación, que permita a Costa Rica posicionar sus productos con valor agregado en mercados internacionales.
Rumbo al desarrollo integral
El gobierno ha señalado que el desarrollo del sector será monitoreado de cerca para evitar desvíos ilegales o usos recreativos no permitidos. La visión de mediano plazo es construir una industria sólida, regulada, inclusiva y con un enfoque integral: salud, desarrollo rural, ciencia y sostenibilidad.
Así, Costa Rica se perfila como uno de los países latinoamericanos con mayor potencial para liderar el uso responsable y productivo del cannabis no recreativo, apostando por un modelo donde la innovación y la justicia social van de la mano.
