Juez le dice a Celso que lave la ropa a mano en la cárcel ya que pidió más trajes para el juicio

El drama del vestuario: Celso Gamboa y su cruzada por la moda carcelaria

Al parecer, uno de los mayores retos que enfrenta el exmagistrado y exministro de Seguridad Pública, Celso Gamboa Sánchez, no es el juicio por supuesto tráfico de influencias, sino algo mucho más grave: tener que repetir ropa. Sí, señoras y señores, el sistema penitenciario costarricense ha osado limitar al distinguido reo a solo tres cambios de vestimenta. Una tragedia textil en toda regla.

Desde el cómodo módulo de máxima seguridad en La Reforma, Gamboa —quien alguna vez mandó en Seguridad Pública— ahora enfrenta una verdadera amenaza: el código de vestimenta carcelario. Y es que ni con ruegos, ni con toga, ni con currículo extenso ha logrado que el Tribunal Penal de Hacienda, el OIJ ni la administración penitenciaria le permitan lucir un outfit distinto para cada audiencia. Qué barbaridad.

La moda no incomoda, pero en La Reforma no aplica

Con cara seria y voz firme, el juez presidente, Gerardo Arias, respondió como si se tratara de una lección de lavado en la escuela:

“Los privados de libertad pueden lavar a mano su ropa con jabón suministrado por el penal. Se les habilitan pilas para que mantengan su vestimenta aseada y adecuada para asistir a las audiencias.”

En otras palabras: bienvenido a la realidad, don Celso. Aquí no hay tintorería exprés, pero sí pilas y jabón —eso sí, de cortesía del Estado.

El OIJ, por su parte, tampoco se conmovió ante el lamento del exjerarca. Según dejaron claro, el hecho de ser extraditable, mediático o haber salido en más noticieros que una modelo de pasarela, no lo hace merecedor de un camerino especial ni de un perchero adicional. Porque si se abre la puerta para Gamboa, después vendrán otros pidiendo gel para el cabello, trajes italianos y quizás hasta un espejo con luces.

“Me siento como un torero improvisado”

Con tono indignado, Gamboa lanzó una de esas frases dignas de camiseta:

“Ya tengo que empezar a venir en pantaloneta. El director del OIJ, Randall Zúñiga, lo dejó claro: no va a permitir que ningún extraditable se cambie en las celdas. Me siento como un torero improvisado.”

Una comparación cuanto menos creativa. Aunque habría que recordarle que en las corridas de toros, el traje no es lo que define al torero… sino su capacidad de salir ileso. Y en este ruedo judicial, la estética no lo va a salvar del astado llamado Código Penal.

Por lo pronto, Gamboa deberá afrontar el juicio con estilo penitenciario: básico, repetido y lavado a mano. Porque en esta pasarela judicial, lo importante no es la ropa… sino los cargos.

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