El expresidente José María Figueres Olsen calificó como una advertencia seria para el país el anuncio del cierre de la planta de ensamblaje y prueba de chips de Intel en Costa Rica, lo cual implicará la pérdida de 900 empleos directos.
A través de un video publicado en sus redes sociales, el exmandatario —bajo cuya administración la multinacional se estableció originalmente en el país en los años 90— lamentó el traslado de las operaciones hacia Malasia y Vietnam, y explicó que si bien la decisión responde, en parte, a condiciones del entorno económico global, hay factores internos que no deben ser ignorados.
“Llevamos años arrastrando graves debilidades: una educación pública estancada, infraestructura deficiente, y una ola creciente de inseguridad que afecta tanto a las comunidades como al clima de inversión”, señaló Figueres. Además, hizo énfasis en un tema que ha afectado directamente al sector exportador: la revaluación del colón.
“Costa Rica es el único país del continente que ha revaluado su moneda en un 30%. Esta situación golpea a empresas exportadoras como Intel, y también a sectores como el turismo que dependen de la competitividad cambiaria”, recalcó.
El exgobernante también expresó preocupación por el desempeño de la economía nacional, que —según dijo— no está creciendo al ritmo que el país necesita ni generando suficientes fuentes de empleo.
“El cierre de operaciones de Intel es más que una noticia empresarial; es un llamado de atención para el país entero. Necesitamos hacer ajustes urgentes si queremos seguir siendo un destino atractivo para la inversión extranjera y para el desarrollo económico”, concluyó.
La salida de Intel de Costa Rica marca el fin de una etapa significativa en la historia tecnológica del país, y pone sobre la mesa retos estructurales que diversos sectores ya venían señalando. La pregunta ahora es si se tomarán acciones concretas o si se dejará pasar esta oportunidad de corrección.
