Chaves desacredita discurso de Rodrigo Arias y lo tilda de nostálgico y protector de privilegios
San José, 29 de julio de 2025 – La conmemoración del 199.º aniversario de la Anexión del Partido de Nicoya fue escenario de un nuevo enfrentamiento político entre el presidente de la República, Rodrigo Chaves, y el presidente del Congreso, Rodrigo Arias Sánchez.
Durante la sesión solemne, Arias apeló a la poesía de Jorge Debravo para advertir sobre lo que calificó como una creciente amenaza a la estabilidad democrática del país. “Quiero a mi patria, siempre en la mano. Mansa y pequeña como un garbanzo…”, citó Arias, y llamó a preservar la paz como un compromiso cotidiano, no como un recuerdo romántico.
Sin embargo, sus palabras no cayeron bien en Casa Presidencial.
Chaves, en tono mordaz, reaccionó con dureza. Cuestionó tanto el contenido como las intenciones del discurso, asegurando que detrás del llamado de Arias se oculta una estrategia para defender intereses elitistas. “Ahora resulta que la democracia está al borde del colapso. Según Rodrigo Arias, estamos en guerra civil. Lo que en realidad está en juego no es la democracia, sino los privilegios que él y su famoso hermano construyeron durante décadas de política cerrada”, dijo el mandatario, haciendo referencia al expresidente Óscar Arias.
El presidente también ridiculizó la metáfora del “garbanzo”, usada por Arias al citar a Debravo. “¿Mansa y pequeña? No, señor. Este país está lleno de mujeres y hombres valientes, no de garbancitos para la sopa”, ironizó Chaves.
Pero fue más allá: arremetió contra lo que calificó como la desconexión de las figuras tradicionales con la realidad costarricense. “Es fácil hablar de democracia desde oficinas con aire acondicionado en San José o desde casas de descanso en Taboga. Esas sillas cómodas, donde se reparten discursos nostálgicos, son los fósiles de un modelo que el pueblo ya no quiere más”, remató.
El episodio marca un nuevo capítulo en la confrontación entre el Poder Ejecutivo y la Asamblea Legislativa, en momentos en que los llamados al diálogo parecen diluirse entre acusaciones cruzadas y visiones diametralmente opuestas del país.
