En un discurso cargado de simbolismo y fuertes señalamientos, el presidente de la República, Rodrigo Chaves, lanzó una nueva ofensiva verbal contra sectores del Poder Judicial y figuras de la política tradicional, a quienes acusó de distorsionar la legalidad para proteger sus intereses y silenciar voces críticas.
Durante una actividad pública, Chaves cuestionó directamente a quienes, según él, manipulan la normativa a su antojo. “Autocrático no es el que dice la verdad, es el que interpreta la ley como le da la gana”, expresó, en alusión a decisiones recientes que habrían favorecido a figuras de poder.
El mandatario reiteró su postura de que algunas instituciones del Estado han sido infiltradas por “una red de cuido” que —según dijo— se guía más por intereses personales que por principios éticos o de lógica. “Tenemos que vaciar nuestras instituciones de quienes desvirtúan su función, de quienes pretenden manipular la ley mientras le cantan al país una canción de cuna para mantenerlo dormido”, sentenció.
Chaves usó una metáfora recurrente para denunciar lo que, según él, es el intento por acallarlo: “Ellos quieren que yo me calle, quieren que me convierta en arrullo. Como el Coco que viene si no se duermen, quieren volver a poner a Costa Rica a dormir mientras hacen lo que les da la gana”.
Con un tono cada vez más confrontativo, el mandatario también se refirió al presidente del Congreso, Rodrigo Arias, a quien acusó de actuar como si estuviera por encima del resto. “A mí usted no me da órdenes, a mí usted no me amenaza. Ese cuentico de la inmunidad no va a detener a un pueblo despierto que no va a pestañar ni un segundo”, dijo Chaves, generando una fuerte ovación de sus seguidores.
En sus palabras finales, el presidente elevó el tono emocional y patriótico: “Hoy hay luz que disipa la penumbra. Hay fuerza en un pueblo que ya no quiere ser un garbancito dormido, sino una patria despierta y libre, lista para reclamar la prosperidad que se merece”.
El discurso de Chaves forma parte de una escalada verbal que ha marcado los últimos meses de su mandato, en los que ha buscado posicionarse como un líder que enfrenta al “sistema tradicional”, en medio de tensiones con otros poderes del Estado y un clima político cada vez más polarizado.
