Zarcero, Alajuela. Enclavado en las verdes montañas de la Zona Norte, este cantón alajuelense no solo es reconocido por su famoso parque de cipreses tallados y su clima fresco, sino también por mantener viva una tradición culinaria que pasa de generación en generación: la toronja rellena, un dulce artesanal que mezcla paciencia, sabor y herencia familiar.
Este postre, típico de las fiestas patronales y celebraciones familiares, es elaborado con ingredientes sencillos, pero con una preparación que requiere tiempo y dedicación.

Ingredientes tradicionales:
- Toronjas (preferiblemente grandes y de cáscara gruesa)
- Dulce de tapa (panela o azúcar negra)
- Arroz cocido
- Leche
- Canela
- Clavos de olor
- Pasas (opcional)
- Coco rallado (opcional)
¿Cómo se prepara?
La elaboración comienza con un cuidadoso proceso para extraer la pulpa de la toronja sin dañar su cáscara. Esta se sumerge luego en agua por varios días, cambiándola a diario, para eliminar el amargor natural de la fruta.
Una vez lista, la cáscara se hierve en agua con dulce de tapa, canela y clavo de olor, permitiendo que absorba todo el sabor. Mientras tanto, se prepara el relleno: una mezcla de arroz con leche, pasas, coco rallado y especias, que se cocina lentamente hasta lograr una textura cremosa.
Después, se rellena la cáscara con esta mezcla y se cocina nuevamente a fuego lento en almíbar por varias horas. El resultado es un dulce suave, jugoso y aromático que se sirve frío y, en muchas casas, acompañado de café o leche.
Un dulce con historia
“Mi abuela lo hacía siempre para Semana Santa y para las fiestas del pueblo”, cuenta doña Lidia Vargas, vecina de Laguna de Zarcero. “Hoy trato de mantener esa costumbre y enseñárselo a mis nietas. No se trata solo de cocinar, sino de conservar una parte de nuestra identidad”.
La toronja rellena no es simplemente un postre; es un emblema de la gastronomía rural costarricense. Su preparación, que puede tomar hasta tres días, refleja la calma y el esmero de las cocinas de antaño, donde cada ingrediente se respetaba y nada se hacía con prisa.
Hoy en día, puede encontrarse en ferias del agricultor, mercados locales y tiendas artesanales de Zarcero, especialmente en épocas festivas. Su sabor único y su presentación rústica la convierten en un tesoro culinario que vale la pena probar… y preservar.
? Si visita Zarcero, no se vaya sin probar este manjar lleno de historia. Apoyar la cocina tradicional también es una forma de valorar nuestras raíces.
