Más allá de sus paisajes exuberantes, playas paradisíacas y volcanes imponentes, Costa Rica se posiciona como el país más hospitalario del mundo, gracias a algo que no se puede empacar ni automatizar: el trato humano de su gente.
Así lo confirma la prestigiosa revista Condé Nast Traveller, que colocó al país en la cima de su ranking global de hospitalidad. El reconocimiento no viene de estadísticas frías, sino directamente de los viajeros, quienes destacan una y otra vez la calidez, cercanía y actitud positiva del costarricense.
“En Costa Rica no solo se conocen destinos, se hacen conexiones humanas”, afirma el artículo, elogiando el impacto de la campaña “Saca Naturalmente tu Pura Vida”, que ha sabido capturar esa esencia que tanto enamora al visitante.
Y es que el “Pura Vida” no es solo un eslogan: es una forma de vivir y relacionarse. Se refleja en pequeñas y grandes acciones. Como el paramédico que no se conforma con atender a un turista herido, sino que al día siguiente lo llama para saber cómo sigue. O el salonero que cruza kilómetros para devolverle a una niña el peluche que olvidó.
“Nosotros lo vivimos como algo normal. Así somos los ticos: espontáneos, atentos, humanos. Pero para el visitante, eso deja huella”, explica Maricruz Pereira, vicepresidenta de la Junta Directiva de Proimagen Costa Rica.
En un mundo saturado de opciones turísticas, donde los destinos compiten ferozmente por destacar, Costa Rica ha encontrado en su gente un valor auténtico e irrepetible: la capacidad de generar vínculos reales. Y eso, aseguran los viajeros, es lo que más se llevan consigo cuando regresan a casa.
