San José — El intento de Laura Fernández, candidata presidencial por el Partido Pueblo Soberano, de desmarcarse del crimen organizado sometiéndose a una prueba de polígrafo, no generó el efecto esperado en el ámbito político. En lugar de aplaudir la iniciativa, varios de sus contendientes la tomaron con escepticismo… y hasta con sorna.
La propia Fernández divulgó los resultados del detector de mentiras este viernes por la tarde, asegurando que lo hizo para disipar “especulaciones malintencionadas” sobre supuestos nexos con el narcotráfico. En un comunicado, su equipo dijo que la prueba fue completamente voluntaria y que demuestra su compromiso con la transparencia.
Pero mientras su campaña lo presentó como un acto de integridad, para otros fue poco más que una maniobra mediática.
“Un show sin base científica:
En redes sociales ciudadanos aseguran que verdadera rendición de cuentas no se demuestra con máquinas, sino con ideas. “El polígrafo no es garantía de nada”. Detallan que la fiabilidad de estas pruebas es ampliamente cuestionada, por lo que “usar un aparato como símbolo de ética me parece insólito.
Para otros es mejor mostrar las credenciales políticas que someterme a un instrumento más propio de películas de espías que de un proceso electoral serio. Mi trayectoria está documentada y es verificable”.
? ¿Gesto audaz o jugada desesperada?
A pesar del apoyo de Laura , en redes sociales el tema se convirtió en un hervidero de comentarios. Algunos usuarios aplaudieron el intento de la candidata por marcar distancia de la corrupción; otros la acusaron de “querer llamar la atención” o “hacer campaña con recursos que no tienen peso legal”.
? Expertos: el polígrafo, sin validez en Costa Rica
Especialistas consultados coinciden en que este tipo de pruebas tienen más de simbólicas que de efectivas.
Aseguran que los polígrafos no tienen ninguna validez jurídica en Costa Rica: “No son admitidos como prueba en procesos judiciales y su confiabilidad está en entredicho desde hace décadas”.
¿Tema central en el debate?
El polígrafo de Laura Fernández promete seguir siendo tema. La próxima semana se llevará a cabo el segundo debate presidencial televisado, y ya se anticipa que más de un candidato aproveche la ocasión para cuestionar o burlarse de la estrategia.
Mientras tanto, la candidata insiste en que su decisión fue un mensaje claro: “No tengo nada que ocultar”. Lo que no queda claro es si su intento por diferenciarse del resto logró posicionarla como una líder transparente… o como la protagonista de una jugada arriesgada que se volvió contra ella.
