Banano y piña en Costa Rica adoptan medidas urgentes ante el impacto del cambio climático

Banano y piña en Costa Rica adoptan medidas urgentes ante el impacto del cambio climático

El cambio climático ya está dejando una huella profunda en las fincas de banano y piña del Caribe y la Zona Norte del país. Temperaturas récord, lluvias más intensas y una creciente proliferación de plagas están alterando los ciclos productivos de estos dos cultivos, considerados pilares de la economía costarricense.

De acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial, el 2024 fue el año más cálido de la historia del país, con un aumento de hasta un 30% en las precipitaciones respecto al promedio histórico. Estas condiciones extremas están provocando estrés en las plantas, erosión de suelos y una disminución en la calidad y volumen de la fruta.

En conjunto, el banano y la piña representan el 13% de las exportaciones nacionales y generan más de 77.000 empleos directos, principalmente en zonas rurales donde constituyen la principal fuente de ingresos.

Riesgos visibles en las plantaciones

La empresa Fyffes, uno de los mayores exportadores de banano y piña con operaciones en Costa Rica, confirmó en su más reciente evaluación de riesgos climáticos que los cambios en los patrones de lluvia y temperatura ya están afectando la estabilidad de la producción.

En comunidades como San Rafael de Río Cuarto, Alajuela, el exceso de lluvia entre octubre y diciembre ha retrasado la siembra durante dos años consecutivos. El agua acumulada provoca la pérdida de nutrientes, afecta el desarrollo de las plantas y genera condiciones favorables para la propagación de hongos y bacterias.

“Los cambios en el clima ya son visibles en nuestras fincas. Debemos actuar ahora para proteger los cultivos, a las personas trabajadoras y a las comunidades vecinas”, afirmó Pierre Terranova, vocero de Fyffes en Costa Rica.

Estrategias de adaptación en marcha

Para enfrentar los efectos del cambio climático, Fyffes ha implementado diversas técnicas agrícolas sostenibles y resilientes en sus operaciones de Matina, Guácimo, Sarapiquí y Río Cuarto:

  • Siembra en montículos elevados: en las fincas de piña de Río Cuarto se utiliza esta práctica para facilitar el drenaje durante las lluvias y evitar que las raíces se pudran por exceso de humedad.
  • Podas sanitarias en banano: se eliminan hojas secas o dañadas para reducir la propagación de hongos como la Sigatoka o el TR4, dos de las principales amenazas para el cultivo.
  • Reforestación y cobertura vegetal: un 37% de las tierras de la compañía se mantienen bajo programas de conservación y el 20% del total se dedica exclusivamente a proteger la biodiversidad.
  • Reducción de emisiones: durante 2024, la empresa logró disminuir un 7% sus emisiones directas de gases de efecto invernadero mediante mejoras en fertilización, eficiencia energética y manejo de refrigeración.

Estas acciones forman parte del Reporte de Sostenibilidad 2023-2024, donde Fyffes detalla sus avances ambientales y sociales.

Escenario futuro: más calor y menos agua

Según el Instituto Meteorológico Nacional (IMN), la temperatura promedio en Costa Rica podría aumentar entre 1 °C y 4,8 °C en las próximas décadas. Este incremento traerá consigo mayor escasez de agua, nuevos brotes de plagas y ajustes en los ciclos de siembra y cosecha, obligando al sector agrícola a reinventarse para sobrevivir.

La adaptación, la innovación tecnológica y la educación ambiental se perfilan como los principales aliados para garantizar la sostenibilidad de estos cultivos que no solo sostienen miles de empleos, sino también una parte esencial de la economía costarricense.

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