(Opinión): Amenazas de excomunión y casos de abuso de menores en la Diócesis de Ciudad Quesada

Los obispos costarricenses, dejan muy mal parada a la Iglesia Católica, con las amenazas de excomunión a quien apoye la llamada norma técnica del aborto terapéutico.

Una iglesia,   ya  de por sí,  desgastada por los constantes encubrimiento de sacerdotes pedófilos y  abusadores y con un pasado oscuro de guerras y condenas y muerte en nombre de Cristo.

La Diócesis de Ciudad Quesada se ha visto envuelta en este pasado de encubrimientos de dos sacerdotes acusados de abuso y luego condenados por los tribunales, de ahí, la condena a la Iglesia por  la doble moral que hoy profesa. Pese a este pasado oscuro de casos de abuso de sus clérigos, estos  no han sido excomulgados.

 La Iglesia  no han actuado con tanta rapidez y rectitud de igual forma, amenazar con excomulgar a los suyos, los más de 29  clérigos ticos  que han sido denunciados en menos de 10 años por abuso sexual y el encubrimiento de estos, por los mismos jerarcas de la iglesia.

La solo amenaza de  excomunión, entendida esta,  según el diccionario de la Real Academia Española como la  expulsión, permanente o temporal, de una persona de una confesión religiosa, ha generado rechazo en la mayoría de ciudadanos, porque es bien sabido que se apoya una norma técnica para salvar la vida de una madre, no al aborto abierto como lo  asegura la Iglesia.

Los obispos actúan  mal y de forma precipitada con estas amenazas que en la realidad, ya no asustan a nadie y alejan más los fieles de sus rebaños por la carencia de transparencia.

El pasado de encubrimientos a sus clérigos acusados de abuso a menores, y la actitud  pasiva y en su mayor caso de encubrimiento causa mucha desconfianza en los fieles, gente más educada e informada que tiempos pasados.

Casos de abuso por dos sacerdotes en la Zona Norte

 La Diócesis de Ciudad Quesada actuó lento y con consentimiento en dos casos de abusos de menores por parte de los curas Enrique Vásquez y Francisco Calvo, ocurridos en años pasados, que más más tarde fueron condenados los tribunales.

Con 24 años de creada, en 1995, dicha Diócesis ostenta dos casos de abuso a menores por parte de sacerdotes de ese clero, en donde las autoridades eclesiásticas no actuaron con prontitud ante las denuncias de las víctimas.

El primer abuso de un menor lo habría perpetuado el sacerdote Enrique Vásquez, en 1995 en Pocosol de San Carlos. El muchacho tenía 14 años.

En esta ocasión fue el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) que puso la denuncia contra el sacerdote, pero en 1998 el cura huyó de Diócesis al extranjero sin dejar rastro, al parecer con conocimiento de las causas, por el entonces Monseñor Ángel San Casimiro, obispo de la Diócesis de Ciudad Quesada, que más tarde reconoció haberle dado dinero en dos ocasiones, para que pagar su estadía en un albergue para religiosos, en México, lo que prueba que Monseñor San Casimiro conocía de su paradero y lo encubrió.

Por este caso en año 2004 se giró una orden de captura internacional contra Vásquez, oriundo de San Ramón. En esa ocasión se confirmó que se encontraba en los Estados Unidos, donde llegó en 1999. Aquí laboró como vicario de la parroquia de Santa María, en New Britain, Connecticut y luego abandono la parroquia.

Fue hasta el año 2007 que el sacerdote fue detenido en Honduras, y extraditado a Costa Rica, donde tenía que responder por otros casos de abuso contra un menor de Orotina de Puntarenas. Cabe destacar que por este caso el sacerdote sólo estuvo tres meses en prisión preventiva en la cárcel del Roble de Puntarenas. Se llegó a un acuerdo con la víctima, ya que el sacerdote alegó haber ayudado al menor pagándole un servicio de siquiatra cuando estaba en fuga.

Caso sacerdote Calvo

El otro caso de abuso se dio en la Parroquia de San Martin de Ciudad Quesada, en el año 2002, cometido por el sacerdote Francisco Calvo Bolaños, que era párroco de ese lugar.

En esta ocasión, Calvo abuso de un menor de 15 años, al cual, llevó en varias ocasiones a la casa cural y lo agarró a la fuerza y lo besó en la boca, según denunció el menor a los tribunales de San Carlos. En el año 2004 dichos tribunales lo condenaron a cinco años de cárcel, por estos hechos, cárcel que cumplió en el centro penal La Marina.

Por este caso, también la iglesia comandada en esos años por Monseñor Ángel San Casimiro, no actuó con prontitud. Fue por medio de PANI que se denunció el caso.

Cabe destacar que el sacerdote luego de cumplir su pena de cinco años de cárcel, la Santa Sede, lo volvió instalar como sacerdote de Diócesis de Ciudad Quesada en el año 2014.

Según detalló  este año  la Diócesis, la Santa Sede determinó que el sacerdote estaba rehabilitado y podía seguir con su ministerio en la misma Diócesis donde cometió el abuso.

Fue hasta diciembre del año pasado que Monseñor José Manuel Garita, recibió una denuncia de una persona mayor que aseguró haber sido abusado por Calvo que se desempeñaba como cura en La Fortuna.

Según dijo la Diócesis el obispo conversó con el sacerdote y este aceptó los cargos, y por esto, el 21 de diciembre de 2018 recibió la suspensión canónica por parte de la iglesia.

Para este último caso de supuesto abuso la  Diócesis de Ciudad Quesada emitió un comunicado   donde aseguró que  actuó por con rapidez y transparencia.

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