Artículo por Aciprensa.
Este 18 de agosto la Iglesia celebra la fiesta de Santa Elena, madre del emperador romano Constantino, que viajó a Jerusalén entre los años 327 y 328 donde encontró la Cruz de Cristo y trasladó sus restos a Roma.
Los fragmentos traídos por Santa Elena se conservan hoy en la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén de Roma, muy cerca de la Basílica Pontificia de San Juan de Letrán. El hallazgo de la Santa Cruz no está exento de detalles sobrenaturales.
Según la tradición, Santa Elena localizó el Calvario gracias a los testimonios de los habitantes de Jerusalén, que habían guardado la memoria del punto exacto a pesar del intento de desvirtuar el lugar mediante la construcción de un templo pagano.
En ese lugar de Jerusalén se alza hoy la Basílica del Santo Sepulcro en cuyo interior se veneran el lugar de la crucifixión y el Santo Sepulcro. Esa iglesia se construyó, precisamente, por orden de Constantino, aunque fue posteriormente destruida por persas y árabes y, posteriormente, reconstruida por los cruzados.
En sus indagaciones, Santa Elena localizó numerosas cruces, ya que el Calvario era un punto habitual de ajusticiamiento. Para averiguar cuál era la verdadera Cruz de Cristo hizo colocar unos fragmentos junto a una mujer agonizante que, al tocarlos se recuperó de su enfermedad.
Esos fragmentos son los que se custodian en un relicario del año 1800 en una cripta bajo la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén de Roma.
La actual Basílica, del siglo XVIII y en estilo barroco-romano, se alza sobre una construcción anterior del siglo IV restaurada en los siglos VIII y XII.
El solar sobre el que se alza era, en su origen, el Palatium Sessorianum, un palacio imperial que incluía un circo y un anfiteatro castrense. El anfiteatro todavía se conserva en buen estado y es empleado como huerto de un monasterio fundado en el siglo X anexo a la Basílica.
Al trasladar la capital imperial desde Roma a Constantinopla, el emperador Constantino entregó la propiedad del palacio a su madre Santa Elena. Santa Elena construyó en el palacio la capilla donde guardó las reliquias de la Cruz.
En el siglo VIII, los Papas Gregorio II y Adriano I restauraron la capilla. En el siglo XII, el Papa Lucio II amplió la capilla en estilo románico mediante la construcción de tres naves, un campanario y un pórtico.
La estructura de aquella construcción es la que se conserva en la actualidad, aunque muy modificada por la reconstrucción barroca realizada en el siglo XVIII por el Papa Benedicto XVI.
La Basílica es una de las siete iglesias que los peregrinos que vienen a Roma deben visitar. Las siete iglesias son la Basílica de San Pedro del Vaticano, la Basílica de San Juan de Letrán, la Basílica de San Pablo Extramuros, la Basílica de Santa María la Mayor, la Basílica de San Lorenzo Extramuros, la Basílica de San Sebastián Extramuros y la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén.
Además de los fragmentos de la Santa Cruz, en la cripta de la Basílica se conserva la reliquia de la tabla con el mensaje, en hebreo, griego y latín, de “Jesús Nazareno Rey de los Judíos”, ordenada colocar por Pilato en lo alto de la Cruz de Cristo.
La procedencia de la tabla no está clara, pero se piensa que fue trasladada a la Basílica en el siglo VI. La tabla custodiada en la cripta conserva la inscripción “I. NAZARINVS RE”.
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