Estados Unidos ha instado este martes al presidente Daniel Ortega a liberar «inmediatamente» al obispo Rolando Álvarez, quien fue condenado a 26 años y 4 meses de prisión, privado de su nacionalidad y despojado de sus derechos ciudadanos de por vida, por delitos considerados como traición a la patria. El portavoz del Departamento de Estado de EE. UU., Matthew Miller, emitió un comunicado expresando la preocupación por la situación del obispo y cuestionando las condiciones de su detención.
El obispo Álvarez, perteneciente a la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí en Nicaragua, lleva más de 500 días encarcelado. El pronunciamiento de Estados Unidos se produce un día después de que el papa Francisco manifestara su inquietud por la detención de sacerdotes católicos en Nicaragua durante el primer Ángelus del año.
En su comunicado, el Departamento de Estado criticó la situación de aislamiento en la que se mantiene al obispo, el bloqueo de cualquier verificación independiente de su estado de salud y la difusión por parte del Gobierno de vídeos y fotografías que aumentan las preocupaciones sobre su bienestar.
La condena de Álvarez, ocurrida en febrero de 2023, se produjo después de que él rechazara subirse a un avión que lo llevaría, junto con otros 222 excarcelados políticos nicaragüenses, hacia Estados Unidos. Esta negativa provocó la indignación de Ortega, quien lo calificó de «soberbio», «desquiciado» y «energúmeno» en cadena nacional.
Es importante señalar que el obispo Álvarez es el primer alto jerarca de la Iglesia arrestado, acusado y condenado desde que Ortega regresó al poder en Nicaragua en 2007. Las relaciones entre el Gobierno de Ortega y la Iglesia católica se han caracterizado por tensiones, incluyendo la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas y la suspensión de relaciones diplomáticas.