En una audiencia con los miembros del cuerpo diplomático de la Santa Sede, el Papa Francisco expresó su profunda preocupación por la situación en Nicaragua, destacando especialmente la persecución que enfrenta la Iglesia Católica a manos del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Durante el encuentro que duró 45 minutos, el Papa abordó diversos desafíos globales, desde el cambio climático hasta la bioética y las persecuciones contra la población cristiana en diferentes partes del mundo.
El Sumo Pontífice destacó la continua crisis en Nicaragua, calificándola como una situación prolongada con consecuencias dolorosas para la sociedad nicaragüense, en especial para la Iglesia católica. En este contexto, insistió en la urgencia de un «diálogo diplomático respetuoso» en beneficio de los católicos y de la población en general.
Francisco no solo se refirió a la situación en Nicaragua, sino que también abordó otras preocupaciones globales. Expresó su inquietud por el aumento de actos de antisemitismo en los últimos meses y condenó los «crímenes de guerra» perpetrados contra civiles en el conflicto entre Rusia y Ucrania, así como en el enfrentamiento entre Israel y Hamás en Gaza.
En relación con estos conflictos, el Papa rechazó considerar los ataques contra civiles como «daños colaterales» y enfatizó la necesidad de un mayor compromiso de la comunidad internacional en la salvaguardia y aplicación del derecho humanitario. Hizo hincapié en que las violaciones graves del derecho internacional humanitario constituyen crímenes de guerra y llamó a la comunidad internacional a intensificar sus esfuerzos para proteger a la población civil en zonas de conflicto.
El Papa Francisco también reiteró su condena al ataque lanzado por el grupo islamista palestino Hamás en el sur de Israel en octubre pasado, instando a la liberación inmediata de todos los rehenes en Gaza y expresando su preocupación por la grave situación humanitaria causada por la fuerte respuesta militar de Israel.
Este pronunciamiento del Papa destaca la importancia de abordar las crisis y conflictos a través del diálogo diplomático y la búsqueda de soluciones pacíficas, respetando los derechos humanos y la dignidad de todas las personas afectadas.