Comenzaron levantando piedras y hoy son referentes del fisiculturismo.
Hace casi 50 años, los hermanos Walter y Arturo Pérez comenzaron a levantar piedras para desarrollar sus músculos y ahora son leyendas del fisicoculturismo en el municipio de Santa Teresa, departamento de Carazo, donde entrenan a decenas de jóvenes. Conocidos como los «Hermanos Hércules» y los «Abuelos fisicoculturistas», Walter de 61 años y Arturo de 62 años, han enfrentado retos toda su vida a raíz de su sordera.
Ellos todavía levantan pesas en el modesto gimnasio que tienen en ese municipio. Walter y Arturo Pérez son admirados por los jóvenes que acuden a su gimnasio y, en apenas cinco meses en TikTok, acumulan más de 175 mil seguidores. Aunque hace años dejaron de participar en torneos, han ganado decenas de miles de seguidores en las redes sociales desde que Yahir, hijo de Walter, les creó un perfil y publicó imágenes. Su perfil en TikTok acumula 5,3 millones de «me gusta» en sus videos con rutinas de ejercicios y recetas de batidos naturales, que familiares y amigos ayudan a producir.
De los cinco hijos de una familia pobre, Arturo y una hermana nacieron sordos. Walter oía parcialmente, pero dejó de escuchar por completo cuando era niño. Su madre les enseñó a leer y escribir en casa porque no había escuelas especiales, explica a la AFP Walter con algunas palabras y gestos que Yahir ayuda a traducir. En su infancia trabajaron vendiendo periódicos en las calles y sufrían hostigamiento de otros niños porque no hablaban, e incluso agresiones físicas.
La situación cambió cuando los hermanos comenzaron a ejercitarse y se fortalecieron, recuerda Walter. Debutaron en torneos de fisicoculturismo cuando tenían 20 años. Tuvieron que aprender a medir el tiempo, pues no escuchaban la música que indicaba los cambios de poses en estas competencias. Con dedicación, lograron 16 medallas y unos 20 trofeos en Nicaragua y otros países de Centroamérica, entre 1988 y 2010.
Ahora sobreviven con su gimnasio, que combinan con modestos trabajos. Arturo es barbero ocasional y Walter hace soldaduras y repara estructuras de bicicletas.
Por Primerísima Nicaragua