Una gran bola de fuego también conocida como bólido pero esta vez de color verde fue observado la noche de este martes 21 de mayo de 2024 sobre el cielo de Costa Rica, señalan científicos de la Universidad de Costa Rica
Estos fenómenos son conocidos como bólidos y están compuestos o formados principalmente de hielo, rocas o bien de metales de dimensiones pequeñas. En inglés se les denomina fireballs o bolas de fuego.
Estos fenómenos celestes, a menudo espectaculares, irrumpen en nuestra atmósfera con una intensidad impresionante, dejando estelas brillantes y emocionantes a su paso.
Los bólidos, fragmentos de roca y metal que viajan a través del espacio, son los remanentes de cuerpos celestes más grandes, como asteroides y cometas, que han entrado en contacto con la atmósfera terrestre. A medida que estos intrépidos viajeros cósmicos se precipitan hacia nuestro planeta, la fricción generada por la velocidad extrema provoca su calentamiento y, en algunos casos, su desintegración en una lluvia de destellos incandescentes.
Estos eventos no son solo espectáculos visuales; también ofrecen valiosas oportunidades para la investigación científica. Los astrónomos aprovechan la oportunidad para estudiar la composición química de estos objetos celestes y comprender mejor la formación y evolución del sistema solar. Además, el seguimiento de los bólidos puede ayudar a mejorar nuestro entendimiento de los riesgos asociados con impactos potenciales de objetos cercanos a la Tierra, lo que podría ser crucial para la protección de nuestro planeta en el futuro.
Sin embargo, más allá de su significado científico, los bólidos también han capturado la imaginación y el asombro de la humanidad a lo largo de la historia. Desde las antiguas leyendas hasta las modernas narrativas de ciencia ficción, estos visitantes del espacio han inspirado un sentido de maravilla y asombro en las mentes de las personas en todo el mundo.
En última instancia, los bólidos son recordatorios poderosos de la vastedad y la belleza del universo que habitamos. Cada vez que uno de estos mensajeros cósmicos atraviesa nuestros cielos, nos recuerda nuestra conexión con el cosmos y la infinita exploración que aún nos aguarda más allá de nuestro pequeño rincón en el espacio.