Mohamed Aziz, un librero de 72 años, ha pasado más de 43 años en el mismo lugar en Rabat, Marruecos, dedicando de 6 a 8 horas al día a la lectura. Con más de 5000 libros leídos en francés, árabe e inglés, Mohamed sigue siendo una figura destacada en la Medina, el barrio más antiguo de la ciudad. Desde que abrió su negocio en 1963, ha dejado una huella imborrable en la comunidad, ganándose el título del librero más fotografiado del mundo.
Huérfano desde los seis años, Mohamed intentó ser pescador en su juventud para poder terminar la escuela secundaria, pero tuvo que abandonarla a los 15 años debido al alto costo de los libros de texto, un lujo que su familia no podía permitirse. Frustrado por no poder seguir estudiando, decidió abrir una librería en la Medina, donde empezó colocando los libros sobre una alfombra bajo un árbol. Hoy, su pequeño negocio de libros usados es un testimonio vivo de su amor por el conocimiento.
Trabaja 12 horas diarias, interrumpiendo su lectura solo para rezar, fumar, comer y atender a los clientes. Cada mañana, antes de abrir su tienda, busca libros usados en otras tiendas para leer y vender. A sus más de setenta años, dice que solo necesita dos almohadas y un buen libro para ser feliz. Al preguntarle cuántos libros tiene, responde simplemente: «No los suficientes».
A lo largo de los años, su librería se ha vuelto famosa, atrayendo a turistas que buscan una obra especial o simplemente una fotografía del icónico librero. Y cuando se le pregunta por qué no teme que le roben los libros que deja desatendidos fuera de su tienda, responde con sabiduría: «Los que no saben leer no roban libros, y los que saben, no son ladrones».
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