Costa Rica se encuentra en una encrucijada respecto al uso de criptomonedas. Aunque no existe una regulación específica, el país ha adoptado un enfoque de no intervención, permitiendo su uso bajo el principio de libertad individual. Sin embargo, esta situación genera tanto oportunidades como desafíos en el panorama financiero nacional.
Marco legal: entre la libertad y la ambigüedad
El Banco Central de Costa Rica (BCCR) ha declarado que las criptomonedas, incluido el Bitcoin, no son reconocidas como moneda de curso legal ni como moneda extranjera, ya que su emisión no está respaldada por ningún banco central . A pesar de ello, su uso no está prohibido, y se consideran medios de pago o cuasi-dinero, lo que permite su utilización en transacciones lícitas bajo responsabilidad del usuario .
En 2024, se presentó un proyecto de ley que establece que los criptoactivos no serán moneda de curso legal, pero las entidades públicas podrían aceptarlos para el pago de impuestos y tarifas. Además, se propone eximir las actividades relacionadas con criptoactivos de ciertos impuestos, lo que podría posicionar a Costa Rica como un destino atractivo para la industria cripto .
Adopción y uso: una tendencia en crecimiento
Según el Índice Global de Adopción de Criptomonedas 2023 de Chainalysis, Costa Rica ocupa el puesto 92 entre 155 países, descendiendo desde el puesto 65 en 2022 . A pesar de esta caída, el uso de criptomonedas sigue siendo significativo, impulsado por una infraestructura tecnológica robusta y una alta penetración de internet.
El país también se destaca por su producción de energía renovable, lo que lo convierte en un lugar atractivo para proyectos de minería de criptomonedas .
Desafíos y perspectivas
La falta de una regulación clara genera incertidumbre tanto para usuarios como para inversionistas. Aunque el uso de criptomonedas es legal, su clasificación ambigua y la ausencia de protección jurídica específica pueden representar riesgos .
Por otro lado, la discusión legislativa en curso podría brindar mayor claridad y seguridad jurídica, fomentando la innovación y atrayendo inversiones en el sector. Sin embargo, es crucial que cualquier regulación equilibre la protección del consumidor con la promoción del desarrollo tecnológico.
En resumen, Costa Rica se encuentra en un momento decisivo respecto al futuro de las criptomonedas. La adopción creciente y la discusión legislativa ofrecen una oportunidad para establecer un marco regulatorio que impulse la innovación, proteja a los usuarios y fortalezca la posición del país en el ecosistema financiero global.