Del balneario al deporte: El antiguo Balneario San Carlos vive en la memoria y se transforma en la Ciudad Deportiva
Ciudad Quesada, San Carlos – Durante varias décadas, el Balneario San Carlos fue mucho más que un lugar para refrescarse; fue un verdadero símbolo de la vida social y recreativa del cantón. Con sus amplias zonas verdes, piscinas de agua natural y su cercanía al centro de Ciudad Quesada, este espacio marcó la infancia, adolescencia y juventud de miles de sancarleños, quienes aún hoy lo recuerdan con nostalgia.
El balneario abrió sus puertas a mediados del siglo XX, impulsado por el crecimiento poblacional de la región y la necesidad de contar con espacios públicos para el descanso y la recreación. Administrado en diferentes etapas por entidades estatales como el ITCO y el Ministerio de Salud, y posteriormente con apoyo de instituciones locales, el sitio fue parte del crecimiento urbano de San Carlos y jugó un papel clave en la conformación de la identidad comunitaria.
El corazón de la recreación sancarleña
En las décadas de 1970, 1980 y buena parte de los 90, el balneario vivió su época dorada. Era común que durante los fines de semana, vacaciones escolares y feriados, las familias de todo el cantón —y visitantes de otras partes del país— llegaran en buses, carros o incluso caminando para disfrutar de un día de sol y agua. Las piscinas, abastecidas con agua de nacientes cercanas, ofrecían una experiencia natural y refrescante muy valorada por la población.
Los más jóvenes recuerdan con cariño los brincos desde el trampolín, las carreras en el agua y los juegos con flotadores improvisados. Los adultos, por su parte, rememoran los almuerzos compartidos bajo los árboles, las radios sonando con cumbia o baladas, y el ambiente tranquilo que se respiraba en cada rincón del lugar.
El balneario también fue sede de múltiples actividades comunales, paseos escolares, encuentros deportivos, celebraciones de fin de año y campamentos organizados por iglesias y asociaciones locales. Era, sin duda, un punto de referencia para la vida social sancarleña.
El declive y cierre
A finales de los años 90 e inicios de los 2000, el balneario comenzó a mostrar signos de deterioro. La falta de inversión en mantenimiento, la obsolescencia de las instalaciones y los cambios en las preferencias recreativas de la población afectaron su popularidad. Poco a poco, la asistencia disminuyó y el lugar fue quedando en el abandono.
Finalmente, hacia finales de la década de 2000, el balneario cerró sus puertas de forma definitiva. Para muchos vecinos, fue un momento doloroso, pues significó el fin de una era cargada de memorias personales y colectivas.
Renacimiento: La Ciudad Deportiva
Pero el terreno no quedó en el olvido. Con visión de futuro y compromiso por parte del gobierno local y el Comité Cantonal de Deportes y Recreación de San Carlos, el espacio fue transformado en lo que hoy se conoce como la Ciudad Deportiva de San Carlos.
Este moderno complejo deportivo cuenta con múltiples instalaciones: canchas de fútbol, baloncesto, voleibol, pista atlética, gimnasio, áreas para deportes de contacto, parqueos, zonas verdes y espacios para actividades comunales y culturales. Es un centro de formación, competencia y promoción del deporte, donde niños, jóvenes y adultos encuentran opciones para entrenar, recrearse y mejorar su salud física y mental.
El Comité Cantonal de Deportes administra el espacio con un enfoque integral, ofreciendo programas de formación para atletas, torneos comunales y actividades para personas adultas mayores y personas con discapacidad. Además, ha logrado posicionar a San Carlos como un referente en infraestructura deportiva en la Zona Norte.
Memoria viva
Aunque las piscinas ya no están, el recuerdo del balneario sigue presente en la memoria colectiva. En redes sociales, es común ver publicaciones con fotografías antiguas, anécdotas y mensajes de vecinos que vivieron momentos inolvidables en ese lugar. Incluso hay propuestas y llamados a instalar una placa o espacio conmemorativo que honre el pasado del terreno y su importancia en la historia del cantón.
El paso del balneario a la Ciudad Deportiva es visto por muchos como una transformación necesaria, pero también como una oportunidad para reflexionar sobre el valor de los espacios públicos y la necesidad de preservarlos, adaptarlos y mantener viva su esencia.
Hoy, donde antes se escuchaban chapoteos y risas en el agua, se oyen silbatos, aplausos y gritos de aliento en competencias deportivas. Y aunque el escenario cambió, el propósito sigue siendo el mismo: brindar a la comunidad un lugar para crecer, compartir y soñar.