Por Redacción Regional | Zona Norte, Costa Rica – Junio 2025
Lo que alguna vez fue orgullo médico de la Zona Norte costarricense hoy se ha convertido en un símbolo de frustración, largas esperas y dolor. El Hospital San Carlos, principal centro de salud para miles de personas de cantones como San Carlos, Upala, Guatuso, Los Chiles y Río Cuarto, atraviesa una de sus peores crisis en décadas, al punto de que muchos usuarios lo califican como “inhumano” y “colapsado”.
El ambiente en los pasillos del hospital habla por sí solo: adultos mayores esperando más de 12 horas para ser atendidos, pacientes en camillas en los pasillos por falta de espacio, quejas constantes por maltrato, y médicos exhaustos, desbordados por la demanda.
“Uno viene aquí por ayuda, pero se va con el alma en pedazos. Es como si la salud pública ya no tuviera corazón”, cuenta don Marcos un agricultor de Cutris, quien esperó casi un día completo en emergencias con dolores agudos, sin ser valorado por un médico.
Emergencias colapsadas y listas de espera imposibles
Según reportes de usuarios, el área de emergencias del hospital ha llegado a estar tan saturada que los pacientes deben esperar más de 10 horas para ser atendidos, incluso en condiciones críticas. Las quejas no se limitan a la atención clínica: hay denuncias por prepotencia del personal, maltrato verbal, falta de empatía y un ambiente de abandono institucional.
A eso se suma el escándalo que trascendió a nivel nacional, cuando se hizo pública una cita médica otorgada para el año 2043, convirtiéndose en un símbolo del colapso del sistema de gestión de citas.
El retiro del director: ¿medida o cortina de humo?
En medio de esta creciente ola de inconformidad, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) separó temporalmente del cargo al doctor Édgar Carrillo Vargas, quien dirigía el hospital desde hace varios años. Aunque Carrillo es reconocido por haber impulsado mejoras en infraestructura y adquisición de equipo médico, la presión ciudadana por los fallos en el servicio fue insostenible.
“El hospital puede tener equipos nuevos, pero si no hay personal ni gestión eficiente, se convierte en un museo con camillas”, comenta un miembro de la Red de Usuarios del Hospital, organización que ha documentado decenas de casos de negligencia, maltrato y demoras médicas.
Para muchos usuarios, la atención en el Hospital San Carlos se convirtió en un sufrimiento adicional que el paciente debía cargar. Quienes no contaban con recursos económicos para acudir a la consulta privada, simplemente se resignaban… o se echaban a morir.
Es cierto que hay una crisis nacional por la falta de personal médico y especialistas, un problema que afecta a todos los hospitales del país y que se deriva, en gran parte, de una inoperancia institucional de larga data. Sin embargo, esto no puede ser excusa para que los funcionarios administrativos se crucen de brazos y no gestionen soluciones alternas ante las múltiples necesidades del centro médico.
No es aceptable escudarse en la crisis de la CCSS o en la falta de personal asignado para justificar la inacción. Los pacientes necesitan respuestas concretas, no excusas.
Al doctor Édgar Carrillo se le reconocen avances importantes en materia de infraestructura y adquisición de equipo médico. Sin embargo, las quejas por una atención deficiente desbordaron el vaso. La sensación entre los asegurados es que su gestión, lejos de mejorar el hospital, lo dejó igual o incluso más deteriorado en términos humanos y operativos.
Las denuncias por negligencia médica, biombos, áreas colapsadas y trato indigno fueron constantes. Y aunque esas quejas eran totalmente válidas, no se tomaron acciones firmes para corregirlas a tiempo. Ya era hora de actuar, de hacer ajustes reales, incluso dentro de un contexto de limitaciones generalizadas.
La CCSS debe asumir su responsabilidad y realizar una evaluación profunda de estas deficiencias. No es justo que los asegurados, especialmente en una región tan extensa como la Zona Norte, deban soportar las consecuencias de un sistema que no funciona, pese a la urgente necesidad de un hospital que atiende a más de 400 mil personas.
El doctor Carrillo debe aceptar con humildad su separación del cargo y no atribuirla únicamente a intereses de terceros o luchas internas. La situación en el Hospital San Carlos ya era inmanejable e inaceptable. Como director, debía haber asumido su cuota de responsabilidad ante una atención considerada por muchos como ineficiente, desorganizada y deshumanizada.
Ahora corresponde a las autoridades superiores de la CCSS actuar con seriedad, valentía y compromiso para corregir el rumbo. La esperanza es que estos cambios no sean solo cosméticos, sino el inicio de una transformación profunda, urgente y necesaria. Porque lo que está en juego no es solo un hospital: es la vida y la dignidad de toda una región.
La CCSS anunció también la designación del doctor Daniel Abarca Hernández como director interino y el inicio de una evaluación integral del centro médico, que incluirá auditorías, revisión de procesos administrativos, encuestas a usuarios y estudios sobre uso de recursos.
Un hospital que atiende a miles, con recursos limitados
El Hospital San Carlos brinda atención a más de 400 mil personas de zonas rurales y periféricas, muchas de ellas sin posibilidad de acceder a servicios médicos privados. La falta de especialistas, el déficit de personal, y la alta demanda hacen que las condiciones del hospital reflejen un sistema al borde del colapso.
Esto no se soluciona solo con cambiar a un director. Necesitamos un plan real, con recursos, liderazgo y compromiso institucional. El sufrimiento de los usuarios no puede seguir siendo la norma
Crisis nacional, respuesta local
La situación del Hospital San Carlos no es aislada. Todos los hospitales públicos enfrentan carencias, producto de años de falta de inversión en personal y de una administración central que, en palabras de muchos trabajadores, ha sido “más política que técnica”. Sin embargo, el caso de este hospital en particular ha sido extremo.
¿Un nuevo comienzo?
La CCSS asegura que en las próximas semanas presentará los primeros hallazgos del proceso de evaluación y las medidas concretas para recuperar la calidad del servicio. La esperanza, aunque tenue, sigue viva entre los usuarios.
“El pueblo no pide milagros. Solo pide respeto y atención digna”, concluye doña María vecina de Pital, que hoy teme enfermarse por tener que ir al Hospital San Carlos
Mientras tanto, el Hospital San Carlos deberá enfrentar una dolorosa pero necesaria transformación. La salud de toda una región depende de ello.
