El expresidente de la República, José María Figueres Olsen, abandonó recientemente el país con rumbo a Suiza, según confirman fuentes allegadas al exmandatario. Aunque su entorno asegura que se trata de un viaje personal con fines de descanso, el momento en que se produce ha despertado suspicacias y alimentado la discusión pública.
Figueres, quien ha estado bajo el foco mediático en el pasado por señalamientos y procesos de investigación, dejó el país sin que exista hasta ahora ninguna medida cautelar ni acusación formal en su contra. No obstante, su salida coincide con un clima de creciente presión política y cuestionamientos éticos, lo que ha provocado reacciones divididas.

En redes sociales, algunos sectores interpretan el viaje como un posible intento de anticiparse a un eventual proceso judicial, mientras otros argumentan que se trata de una decisión legítima dentro del ejercicio de sus derechos ciudadanos.
Ni el Ministerio Público ni el propio Figueres han emitido hasta el momento declaraciones oficiales sobre el viaje. El silencio institucional ha contribuido a mantener viva la especulación y ha intensificado la atención mediática y política sobre el caso.
Mientras tanto, la opinión pública sigue atenta a los próximos movimientos del expresidente, en un contexto en que la transparencia y la rendición de cuentas vuelven a situarse en el centro del debate nacional.
