Océano Pacífico Norte — Un carguero con cerca de 3.000 vehículos a bordo terminó en el fondo del océano, a más de 5.000 metros de profundidad, tras incendiarse y quedar a la deriva por varias semanas. Se trata del Morning Midas, un buque de 183 metros de eslora que cubría la ruta entre Yantai, China, y un puerto mexicano en el Pacífico, y que finalmente naufragó el pasado lunes en aguas internacionales frente a las islas Aleutianas de Alaska.

La embarcación sufrió un incendio a inicios de junio, lo que obligó a evacuar a los 22 tripulantes sin que se reportaran heridos. El fuego se habría originado en la cubierta donde se transportaban vehículos eléctricos y unidades híbridas —al menos 70 totalmente eléctricos y 680 híbridos—, lo que complicó el control del siniestro debido a los riesgos de combustión de baterías de litio.
Según confirmó la empresa gestora Zodiac Maritime, con sede en Londres, el barco se hundió aproximadamente a 770 kilómetros de la costa más cercana, luego de permanecer a la deriva y sufrir daños irreparables agravados por las condiciones meteorológicas. Un equipo de rescate intentó estabilizar el carguero, pero el ingreso de agua aceleró su colapso estructural.
El hundimiento ha generado preocupación ambiental. Aunque no se ha observado contaminación visible hasta el momento, la Guardia Costera de Estados Unidos mantiene vigilancia con remolcadores especializados en respuesta a derrames. Además, se desplegó un tercer buque con equipo adicional por prevención.
El vocero de la Guardia Costera, suboficial Cameron Snell, señaló que se están monitoreando posibles residuos flotantes o señales de filtraciones. Mientras tanto, Zodiac Maritime no ha confirmado si fue posible recuperar alguno de los vehículos antes del naufragio.
El caso recuerda los desafíos logísticos y ecológicos que plantea el transporte de vehículos con baterías de litio por vía marítima, especialmente en rutas alejadas de centros de asistencia inmediata.
