Fentanilo: la droga que acecha desde la frontera norte: asesino silencioso implacable

Un veneno invisible

En un pequeño laboratorio forense del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) en San Joaquín de Flores, los peritos revisan una muestra blanca, casi imperceptible. Bastarían apenas dos miligramos —menos que un grano de sal— para detener la respiración de una persona.

El análisis confirma lo que las autoridades temían: fentanilo.

Hasta hace pocos años, Costa Rica era considerada un país de paso para drogas tradicionales como la cocaína o la marihuana. Hoy, sin embargo, una sustancia mucho más letal está abriendo camino, en silencio, con consecuencias que el país apenas empieza a dimensionar.

Seis muertes confirmadas y decenas bajo investigación

El OIJ confirmó seis muertes directamente asociadas al consumo de fentanilo en el país. Los cuerpos fueron hallados en distintas provincias, en circunstancias similares: pérdida súbita de conciencia y paro respiratorio.

Los exámenes toxicológicos revelaron presencia de fentanilo puro o mezclado con otras drogas como cocaína, crack y éxtasis.

Además, en 70 personas fallecidas entre 2022 y 2024 se hallaron rastros de esta sustancia, aunque no todas murieron por sobredosis. Los peritos forenses advierten que el número real podría ser mayor, pues muchos casos se archivan como muertes por causas “indeterminadas”.

“Lo más preocupante es que se está mezclando con drogas de consumo común sin que los usuarios lo sepan”, explicó un investigador del OIJ bajo condición de anonimato. “No hay un patrón claro; puede aparecer en una dosis de crack o en una pastilla de éxtasis”.

Un enemigo difícil de detectar

El fentanilo es entre 50 y 100 veces más potente que la morfina. Su efecto en el sistema nervioso es tan rápido que una mínima cantidad puede causar la muerte en cuestión de minutos.

Los síntomas de sobredosis son drásticos: respiración lenta, pérdida de conciencia, pupilas diminutas y piel azulada. En muchos casos, las víctimas no alcanzan a pedir ayuda.

El Ministerio de Salud advierte que la mezcla con otras sustancias aumenta el riesgo. “No hay forma segura de consumirlo fuera del entorno médico”, indicó en un comunicado reciente. “Un error de microgramos puede ser fatal”.

Datos en aumento

Según estadísticas oficiales del Ministerio de Salud, en 2023 se decomisaron 1.201 dosis y 103 gramos de fentanilo; en 2024 la cifra alcanzó 1.104 dosis.

Las autoridades reconocen que esos números no reflejan el verdadero alcance del problema, pues gran parte de la sustancia circula en microcantidades difíciles de rastrear.

La Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas del IAFA (2022) reveló que unas 2.800 personas entre 12 y 70 años admitieron haber consumido fentanilo al menos una vez. Aunque parece una cifra baja, los expertos alertan que podría estar subestimada, ya que muchos usuarios ni siquiera saben que lo han consumido al estar mezclado con otras drogas.

El peligro en la frontera norte

Las autoridades de Seguridad Pública han intensificado los controles en la frontera con Nicaragua, una zona estratégica para el tráfico de drogas y precursores químicos.

En Los Chiles y Upala, se han decomisado dosis de fentanilo y se investigan posibles rutas de ingreso vinculadas a redes del norte de Centroamérica.

Un reporte conjunto del OIJ y el Ministerio de Salud, en junio de 2025, confirmó la detección de viales médicos sustraídos ilegalmente y ampollas desviadas del circuito hospitalario.

“Hay señales de que el fentanilo que llega a Costa Rica no siempre proviene del extranjero; también hay indicios de sustracción interna de medicamentos hospitalarios”, indicó un oficial antidrogas consultado.

Uso médico y desvío ilícito

El fentanilo es un medicamento legal y esencial en los hospitales costarricenses. Se utiliza como anestésico en cirugías y para tratar dolores intensos en pacientes con cáncer.

Sin embargo, el Ministerio de Salud ha detectado brechas en el control interno, especialmente en clínicas privadas y depósitos farmacéuticos.

La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) realiza auditorías periódicas para verificar inventarios de opioides, y el Ministerio Público mantiene abiertas investigaciones por sustracción de ampollas hospitalarias, algunas de las cuales terminan vendidas en el mercado negro.

Tratamiento: una urgencia pendiente

A diferencia de drogas tradicionales, los tratamientos convencionales de desintoxicación son menos efectivos contra el fentanilo.

El IAFA confirma que hasta la fecha no hay registros significativos de personas que hayan solicitado ayuda específicamente por consumo de fentanilo, lo que preocupa a los especialistas.

“El consumidor muchas veces no sabe que lo está usando”, explicó un médico toxicólogo del Hospital México. “Por eso, la detección y el tratamiento son casi imposibles si no hay conciencia del riesgo”.

Las terapias de sustitución con buprenorfina o metadona son las más recomendadas a nivel internacional, junto con el uso de naloxona, un antídoto capaz de revertir la sobredosis. Sin embargo, en Costa Rica el acceso a la naloxona sigue siendo limitado y se distribuye solo en entornos hospitalarios o de emergencia.

Una amenaza que se expande

En países como Estados Unidos, el fentanilo es responsable de más de 70.000 muertes anuales.

Costa Rica, aunque todavía no enfrenta una crisis de esa magnitud, muestra signos tempranos de propagación: decomisos constantes, presencia en fallecidos y alertas institucionales.

Las autoridades temen que el fenómeno se descontrole si no se actúa rápido. Por eso, el Ministerio de Salud, el OIJ y el IAFA trabajan en una estrategia nacional de prevención, que incluirá educación en escuelas, control en farmacias y capacitación policial para detectar microdosis en las calles.

Conclusión: una carrera contra el tiempo

El fentanilo representa un nuevo tipo de amenaza: invisible, letal y adaptable.

Costa Rica está a tiempo de contener su expansión, pero los desafíos son múltiples: fortalecer controles médicos, ampliar el acceso a antídotos, vigilar fronteras y romper el silencio que rodea al consumo.

Mientras tanto, en los laboratorios del OIJ siguen llegando muestras anónimas, pequeñas, pero potencialmente mortales.

El polvo blanco que allí analizan podría ser el preludio de una crisis que, si no se controla, podría teñir de luto al país entero.