Ola de odio digital alarma a diputada Barquero y enciende debate nacional
Costa Rica atraviesa lo que algunos ya describen como una turbulencia emocional y política sin precedentes. La diputada Dinorah Barquero advirtió en el Congreso que páginas de Facebook que usan nombre e imagen del presidente Rodrigo Chaves —como “Rodrigo Chaves Robles Presidente 2022–2026”— están difundiendo mensajes de confrontación, amenazas y desinformación que, a su juicio, están alimentando un clima de violencia que ya se siente en las calles y en las aulas. Aunque estas cuentas se presentan como “no oficiales”, el silencio del Gobierno ante su existencia, y la magnitud del contenido que publican, despiertan más preguntas que respuestas.
Barquero recordó que Chaves no tiene perfiles oficiales en Facebook y solo utiliza la red X para comunicarse, sin embargo, estas páginas actúan desde hace meses como si fueran voces autorizadas del Poder Ejecutivo. “Se incita al odio, se ataca a diputados, a magistrados electorales, a expresidentes y hasta se llama a defender al mandatario con armas”, afirmó. Y lo más alarmante: su denuncia coincide con hechos reales de miedo colectivo. En menos de una semana, una amenaza de tiroteo en la Universidad de Costa Rica dejó en vilo a estudiantes y docentes, y luego una amenaza de bomba obligó a evacuar el Liceo de Santo Domingo de Heredia. Para la diputada, esto no es casualidad, sino la consecuencia de un discurso político que “convierte la palabra en pólvora”.
Una sociedad al borde: del discurso al peligro real
Barquero sostiene que en Costa Rica se está gestando una peligrosa cultura donde el insulto político, el fanatismo y la violencia simbólica se han normalizado. Según dijo, en estas páginas se difunden mensajes que piden que “corra sangre”, que sugieren armarse ante un supuesto golpe de Estado y que instalan la idea de enemigos internos. La diputada responsabiliza al Gobierno de no frenar esta escalada: “Cuando el poder calla, tolera o se beneficia de este odio, se convierte en cómplice moral”. También exigió explicaciones a la DIS, al OIJ y al Ministerio Público, por no intervenir ante lo que considera un riesgo para la estabilidad democrática.
¿Quién responde? Silencio oficial y crecientes temores
La legisladora lanzó una serie de preguntas que siguen sin respuesta: ¿quién maneja esas páginas?, ¿por qué no se han presentado acciones judiciales?, ¿es realmente contenido de fanáticos o existe respaldo desde estructuras cercanas al poder? Barquero alertó que permitir estas prácticas no solo confunde a la ciudadanía, sino que podría tener consecuencias internacionales si se publican ataques contra figuras públicas de otros países. “No es exageración —sentenció—, es reconocer que el país está siendo arrastrado a un terreno donde la violencia digital deja de ser virtual y se vuelve amenaza real”.
Mientras tanto, Costa Rica observa, inquieta, cómo se tensan los ánimos y crecen los discursos de confrontación. La pregunta permanece en el aire: ¿se actuará antes de que sea demasiado tarde?

