Jóvenes no quieren trabajar en la agricultura: seguridad alimentaria en riesgo

Cada vez menos jóvenes quieren trabajar en la agricultura: falta de incentivos y abandono estatal ponen en riesgo la seguridad alimentaria

El campo costarricense vive un proceso de envejecimiento y abandono. Cada vez menos jóvenes se interesan en incorporarse a la agricultura, actividad que durante décadas fue el motor económico y social de las comunidades rurales del país. Las razones son claras: bajos incentivos, escaso apoyo del Gobierno y condiciones poco atractivas para iniciar proyectos productivos.

En muchas zonas rurales, los hijos de agricultores han optado por estudiar o buscar empleo en sectores como servicios, tecnología o comercio, donde los salarios y la estabilidad laboral son más competitivos. En contraste, la agricultura enfrenta altos costos de insumos, endeudamiento, falta de infraestructura, dificultades para colocar la producción y una creciente competencia con productos importados.

Productores señalan que el Gobierno ha reducido los programas de estímulo al agro, limitando el acceso a crédito, asistencia técnica y subsidios para pequeños y medianos agricultores. Muchos sienten que el apoyo institucional se concentra en trámites y promesas, pero no en acciones concretas que generen rentabilidad y seguridad.

“Los jóvenes no ven futuro en la agricultura porque el Estado tampoco lo ve. No hay programas que los motiven, no hay acceso a tierra ni financiamiento, y los precios no cubren los costos”, lamentó un productor de Upala.

Además, los agricultores reclaman que la importación de productos agrícolas como arroz, frijoles, maíz y hortalizas está afectando directamente la producción nacional. Esta tendencia ha generado una dependencia alimentaria cada vez mayor, que pone en riesgo la seguridad alimentaria del país en caso de crisis internacionales o interrupciones en las cadenas de suministro.

Expertos advierten que sin políticas claras para incentivar la producción local y atraer a las nuevas generaciones al campo, Costa Rica podría perder su capacidad de producir los alimentos que consume.

Entre las principales demandas del sector se encuentran:

  • Inversión en infraestructura rural, como caminos, sistemas de riego y almacenamiento.
  • Créditos accesibles con tasas preferenciales para jóvenes agricultores.
  • Capacitación y acompañamiento técnico mediante el INA, el MAG y cooperativas locales.
  • Programas de comercialización y valor agregado que garanticen precios justos.
  • Incentivos fiscales para quienes emprendan en actividades agrícolas sostenibles.

El abandono del agro no solo implica pérdidas económicas, sino también un impacto social y cultural profundo, pues el campo representa las raíces de la identidad costarricense.

Costa Rica enfrenta hoy un reto urgente: revalorizar la agricultura como sector estratégico y garantizar que las nuevas generaciones vean en la tierra una oportunidad digna, rentable y esencial para la seguridad alimentaria del país.