Países no logran proteger los niños de los conflictos armados

De acuerdo con UNICEF los violaciones generalizadas de los derechos de los niños en los conflictos armados continúan sucediéndose año tras año siguiendo una tendencia alarmante

El futuro de millones de niños que viven en países afectados por conflictos armados está en peligro, ya que las partes beligerantes siguen cometiendo graves violaciones contra ellos y los dirigentes mundiales no exigen responsabilidades a los culpables.

Los niños que viven en países en guerra han sido atacados directamente, han sido utilizados como escudos humanos, o han sido asesinados, mutilados o reclutados para participar en los combates. La violación, el matrimonio forzado y el secuestro se han convertido en tácticas habituales de los conflictos en Siria y Yemen, y en otros países como la República Democrática del Congo, Nigeria, Sudán del Sur y Myanmar.

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Caso del niño sirio Omran Daqneesh, herido en un bombardeo en Alepo en el año 2016, uno de sus hermanos murió.

Casos de niños afectados en 2018

  • En Afganistán siguen produciéndose casos de la violencia y de derramamiento de sangre a diario, ya que solamente en los nueve primeros meses de 2018 murieron o resultaron mutilados unos 5.000 niños, el equivalente a la totalidad de los casos que se produjeron en 2017. Además, los niños constituyen el 89% de las víctimas civiles de los restos de explosivos de guerra.
  • Camerún se ha producido una escalada del conflicto en las regiones noroccidental y sudoccidental del país, y las escuelas, los estudiantes y los docentes son a menudo objeto de ataques. En noviembre, más de 80 personas, entre ellas numerosos niños, fueron secuestradas en una escuela de Nkwen, en el noroeste del país, y liberadas pocos días después.
  • En la República Centroafricana, la reanudación de los combates ha afectado a gran parte del país, y dos de cada tres niños necesitan asistencia humanitaria.
  • En la República Democrática del Congo, la violencia interétnica y los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los grupos y milicias armados en la región del Gran Kasai y en las provincias orientales de Tanganyika, Kivu del Sur, Kivu del Norte e Ituri han tenido consecuencias devastadoras para los niños. La violencia y la inestabilidad en el este del país han obstaculizado la respuesta al nuevo brote de ébola.
  • En Iraq, a pesar de que se ha reducido en gran medida la intensidad de los combates, cuatro niños murieron en noviembre en el norte del país cuando fue atacado el camión en el que viajaban a la escuela. Los niños y las familias que regresan a sus hogares en zonas previamente afectadas por la violencia siguen expuestos al peligro de las municiones sin explotar. Miles de familias siguen desplazadas y ahora se enfrentan a la amenaza de las frías temperaturas invernales y las inundaciones repentinas.
     
  • En la cuenca del Lago Chad, el conflicto en curso, el desplazamiento y los ataques contra escuelas, maestros y otros establecimientos educativos han puesto en peligro la educación de 3,5 millones de niños y niñas. En el noreste de Nigeria, en la región de los lagos de Chad, en el extremo norte de Camerún y en la región de Diffa en Níger, al menos 1.041 escuelas están cerradas o no funcionan debido a la violencia, los disturbios y el miedo a los ataques, una situación que afecta a casi 445.000 niños.
  • Un reciente aumento de la violencia en la región fronteriza entre Malí, Burkina Faso Níger ha ocasionado el cierre de 1.478 escuelas.
  • En Myanmar, las Naciones Unidas siguen recibiendo informes de violaciones de los derechos de los rohingya que permanecen en el norte del Estado de Rakhine. Estas violaciones incluyen acusaciones de asesinatos, desapariciones y detenciones arbitrarias.
  • En el noreste de Nigeria, los grupos armados, incluidas las facciones de Boko Haram, siguen atacando a las niñas, a quienes violan, obligan a convertirse en esposas de combatientes o utilizan como “bombas humanas”. En febrero, el grupo secuestró a 110 niñas y un niño de una escuela técnica de Dapchi, en el estado de Yobe. Aunque la mayoría de los niños han sido liberados desde entonces, cinco niñas murieron y una sigue cautiva como esclava.
     
  • En Palestina, más de 50 niños murieron y cientos más resultaron heridos este año, muchos de ellos mientras se manifestaban contra el deterioro de las condiciones de vida en Gaza. Los niños de Palestina e Israel han estado expuestos al miedo, el trauma y las lesiones.
  • En Sudán del Sur, el implacable conflicto y la inseguridad durante la temporada anual de carestía llevaron a 6,1 millones de personas a una situación de hambre extrema. Incluso con la llegada de la temporada de lluvias, más del 43% de la población sigue inmersa en una situación de inseguridad alimentaria.
  • En Somalia, más de 1.800 niños fueron reclutados por las partes en el conflicto durante los primeros nueve meses del año, y 1.278 fueron secuestrados. 
  • En Siria, entre enero y septiembre, las Naciones Unidas verificaron la muerte de 870 niños, la cifra más alta jamás registrada en los primeros nueve meses de cualquier año desde el inicio del conflicto en 2011. Los ataques continuaron durante todo el año, incluida la muerte de 30 niños en la aldea oriental de Al Shafa en noviembre.
     
  • En Ucrania oriental, más de cuatro años de conflicto han tenido consecuencias devastadoras para el sistema educativo, ya que se han destruido y dañado cientos de escuelas y 700.000 niños se han visto obligados a aprender en entornos frágiles, en medio de la inestabilidad que generan los combates y los peligros que representan las armas bélicas sin estallar.
  • En Yemen, las Naciones Unidas han verificado que 1.427 niños murieron o resultaron mutilados en ataques, incluido un ataque “desmedido” contra un autobús escolar en Sa’ada.

“El año 2019 marca el 30º aniversario de la histórica Convención sobre los Derechos del Niño y el 70º aniversario de los Convenios de Ginebra; sin embargo, hoy en día hay más países involucrados en conflictos internos o internacionales que en cualquier otro momento de las últimas tres décadas.