El mapa del coronavirus, señala que la pandemia al día de hoy 23 de marzo afecta 378.000 personas y ha ocasionado 16.000 muertos en 183 países.
Pero, está muy lejos de acercarse al pandemia de la Gripe Española que en 1918 afectó al mundo y que acabó con entre 40 a 50 millones de personas y algunos dicen que llegó a 100 millones.
Es considerada la pandemia más devastadora de la historia humana, ya que en solo un año mató entre 20 y 40 millones. Esta cifra de muertos, que incluía una alta mortalidad infantil, se considera uno de los ejemplos de crisis de mortalidad
A diferencia de otras epidemias de gripe que afectan básicamente a niños y ancianos, muchas de sus víctimas fueron jóvenes y adultos saludables, y animales, entre ellos perros y gatos.
Recibió el nombre de gripe española porque la pandemia ocupó una mayor atención de la prensa en España que en el resto de Europa, ya que no estaba involucrada en la guerra y por tanto no se censuró la información sobre la enfermedad. Aunque el origen del virus se acepta que fue Estados Unidos —fue el 4 de marzo de 1918 en Camp Funston, uno de los campamentos militares establecidos en Kansas tras el comienzo de la I Guerra Mundial donde se registró el primer caso—,
En Estados Unidos la enfermedad se observó por primera vez en Fort Riley (Kansas) el 4 de marzo de 1918, aunque ya en el otoño de 1917 se había producido una primera oleada heraldo en al menos catorce campamentos militares.
España fue uno de los países europeos más afectados con cerca de 8 millones de personas infectadas en mayo de 1918 y más de 200 000 muertes.
Se estima que en China murieron 30 millones de personas alcanzando una mortalidad del 40 % de la población en algunas zonas.
Síntomas de al gripe
Cara con color grisáceo.
Pupilas moderadamente dilatadas.
–Fiebre superando los 39 grados.
–Pulso rápido, superando las 140 pulsaciones por minuto incluso pudiendo llegar a las 160.
Respiración superficial y rápida.
Agotamiento extremo.
Entre cuatro y seis horas tras los primeros síntomas los pulmones del paciente ya comenzaban a segregar exceso de líquido.
Entre las 12 y 18 horas después de aparecer los síntomas anteriores se producía un empeoramiento con más líquido pulmonar, más disnea, aumento en la dilatación pupilar, postración, sudoración profusa, aumento de la fiebre.
De no remitir los síntomas la muerte sobrevenía entre las 24 y 48 horas después de producirse el empeoramiento.
Pero estos primeros síntomas fueron empeorando según avanzaba la enfermedad. En febrero al cuadro anterior era necesario añadir en varios casos el dolor abdominal, hasta el punto de confundirse con una apendicitis, las pulsaciones aumentaban aún más en los casos de la segunda oleada, su color era todavía más pálido y el aspecto se asemejaba al de los enfermos por fiebres tifoideas.
Expansión de la epidemia
Tras registrarse los primeros casos en Europa, al parecer en Francia, la gripe pasó al Reino Unido, después a Italia, más adelante cruzó a Alemania y por último a España, un país neutral en la guerra que no censuró la publicación de los informes sobre la enfermedad y sus consecuencias.
.En la oleada de mayo de 1918 se cree que más de la mitad de los madrileños habían contraído la enfermedad. Resultó un duro golpe para la población europea, pero también para la moral porque, con los adelantos conseguidos en la higiene y la sanidad, las autoridades consideraban orgullosamente haber desarrollado servicios sanitarios capaces de dejar en el olvido a pasadas epidemias de cólera y otras?
En 1919 la enfermedad ya fue mucho menos virulenta por estar la mayoría de los organismos adaptados al virus. Finalmente en 1920 aún se detectó un último repunte, pero no hubo más.
Biólogos españoles ante el microbio de la gripe española.
La población mundial está inmunizada para cepas de la gripe que son habituales pero ante mutaciones o nuevas cepas muy agresivas puede estar muy indefensa. No existían vacunas en 1918. Los primeros estudios comenzaron de manera eficaz en 1931 y fue en los años cuarenta cuando el ejército de los Estados Unidos desarrolló las primeras vacunas inactivas aprobadas para la gripe, que se utilizaron en la Segunda Guerra Mundial.