De acuerdo al periódico digital elfaro.net en el Salvador, el negocio de la muerte ha aumentado mucho debido al COVID. «Antes a los muertos había que salir a buscarlos, ahora ellos vienen a nosotros», detalla Santos Leiva y trabajador de una funeraria de ese país.
De acuerdo al medio trasladar cadáveres del hospital al cementerio se ha convertido en una labor sin descanso durante la pandemia por coronavirus que, según datos oficiales, ya ha cobrado más de 500 vidas en El Salvador. Una cifra que, a la luz de los cientos de entierros bajo protocolo covid-19, es solo un subregistro.
Ser muertero, como popularmente se conoce a los trabajadores funerarios, es una labor que Santos Leiva, de origen hondureño, desempeña desde hace diez años. Desde que empezaron a tratar con muertos por la covid-19, el trabajo y la vida familiar de Santos es más complicada. Santos nunca había usado un traje de protección nivel 3 para realizar un servicio funeral y tampoco había tenido que dormir en la funeraria tantas noches a la semana. Están tan saturados de muertos que la funeraria donde Santos trabaja ha tenido que rechazar cadáveres en más de una ocasión.
En otros tiempos teníamos que salir a buscar a los muertos, ahora los muertos vienen a nosotros», dijo Santos, que con su trabajo sostiene a su esposa y sus dos hijos.
San Salvador se ha convertido en el municipio con el mayor número de contagios del país: 2,116, según los datos oficiales hasta el 28 de julio. También el área del cementerio dedicada para los entierros con protocolo covid-19 ha aumentado.
27 de julio el alcalde confirmó que en La Bermeja se han realizado 900 inhumaciones con protocolo covid-19. Lo que quiere decir que a aquellos 118 espacios iniciales tuvieron que sumarse 782 nichos más, y aún así no dieron abasto.
El pasado lunes 27 de julio, el cementerio contaba con 84 fosas más que, tomando en cuenta el ritmo de entierros diarios, en unos pocos días estarán llenas. Según los datos del alcalde, en La Bermeja se realizan 20 entierros con protocolo covid-19 al día y, de seguir así, el cementerio soportaría cuatro meses más, es decir, unos 2,400 entierros que se sumarían a los 900 que hasta la fecha se han realizado.
La razón es que mucha gente muere en sus casas o en los hospitales antes de que les realicen la prueba de covid-19, pero con toda la sintomatología del virus. Son personas que, por precaución, deben ser enterradas como si hubieran muerto a causa de la pandemia.
Por elfaro.net