Tres piernas, 4 pies, 16 dedos, dos penes y cuatro testículos, Francesco “Frank” A. Lentini, es uno de esos raros casos de la medicina de los que mucho tiempo después de su muerte sigue hablándose, no solo por su increíble anormalidad física, sino también por la vida que llevó.
Un caso clínico extraordinario
Antes de nada explicar que su malformación se debió a una rara entidad médica de la que ya hablé hace mucho tiempo en el blog, el Fetus in fetus, que aparece en 1 de cada 500.000 nacimientos. El término fue acuñado a finales del siglo XVIII y es de lo más descriptivo. Ocurre en los embarazos gemelares monocoriales (que comparten la placenta) cuando uno de los fetos se encuentra “envuelto” por su gemelo. La causa es la separación del óvulo fecundado muy precozmente, antes de que se forme el embrión. El feto “atrapado” actúa como “parásito” de su hospedador, tomando la sangre del otro gemelo para sobrevivir.
Esto hace que aparezcan malformaciones de lo más curiosas. Manos que salen del cerebro, fetos en el interior de la barriga de un hombre, piernas que salen de la espalda… en fin, todo lo que se os pueda ocurrir.
Frank Lentini “The King”
Nació en un pueblecito de Italia, Rosolini, en 1889, y al principio su familia lo vio como una maldición. La comadrona tras el parto lo aisló y salió asustada y corriendo de la habitación. Frank tuvo doce hermanos más y fue motivo de burlas y mofas por parte del resto de niños del pueblo. Sus padres peregrinaron de médico en médico para que le amputaran la extremidad sobrante, pero todos consideraron que era una intervención demasiado arriesgada para hacerla con las suficientes garantías, dado que la base de la malformación estaba unida a su pelvis.
Cuando contaba con 8 años de edad la familia decidió emigrar a Boston, en una valiente y acertada decisión. Allí comenzaría a actuar en espectáculos circenses ganándose el respeto de sus compañeros. En 1907 se casó con la bella actriz Theresa Murray con la que tuvo cuatro hijos, de la que separó en 1935, volviendose a casar con Helen Shupe, hasta el día de su muerte, en 1966.
Durante cuarenta años trabajaría en los grandes circos del momento, y su caché no hizo más que aumentar con el paso del tiempo. En uno de sus espectáculos utilizó su tercera pierna para jugar a fútbol en el escenario, de ahí el apodo de “Jugador de fútbol de tres patas”.
Se convertiría en una de las figuras más cotizadas del mundo circense y de los espectáculos, dejándose querer por todos. No rechazaba ser fotografiado por sus admiradores y tampoco evitaba firmar autógrafos a quien se los pedía.
Aunque su caso es excepcional, no es único, existen otros descritos similares, como el de la mujer estadounidense Myrtle Corbin (1880), quien también se dedicó al espectáculo con notable éxito y quien también se casó y tuvo cuatro hijos.
Frank Lentini supo aprovechar su deficiencia y convertirla en un don. Y es que siempre decía:
“Vosotros reís porque yo soy diverso, yo río porque todos vosotros sois iguales”.
Sí señor, completamente de acuerdo contigo Frank.
Tomado el bloc: franciscojaviertostado. com