Villa de Antaño: «Eran sabios mis viejos»

Por Henry Esquivel Monge.

Escritor sancarleño.

(Relato) Acuantaa me dijeron que la gente de nenantes eran ignorantes, aguardasen un momentico, yo les voy a mostrar que eso no es cierto, solo espié aste.

Mi abuelo sabía cuándo iba a llover y cuando no, por las congisgaas pintas. Que con que se merienda eso, aguarde y vera que le cuento.

Todos los años, después de la bacanal de fin de año, ellos espiaban los primeros doce días que para ellos significaban los meses y cómo se comportaba el clima ellos lo relacionaban con el mes, luego dos días por cada mes y así continuaban hasta terminar enero. No había falla, ágora nadie sabe de eso y son solo babosadas, que de meteorólogos y esas cosas a saber si no solo son babiecas diciendo babosadas y todos les creen.

También sabían cuando sembrar y a qué hora, se pegaban unos Maizales, frijolares y arrozales que daban gusto y sin echarle ninguna carajaa, acharitas tiempos como para que regresaran.

En la troja había de todo y naa se fregaba, porque era cosechado a buena luna, sabían cuando tapiscar el maíz, cortar el arroz y a los frijoles, darles el sol necesario para guardarlo, a, pero no se podía guardar caliente, tenía que tener la temperatura justa y sin tener ningún chunche para medirlo.

Con solo ver las confizgaas hormigas, sabían cuando cambiaba el tiempo y decía:

Mira mijo hay que aligerarse, se va a escocherar el tiempo.

Y al ver los zonchos cuando volaban en grandes grupos, decía:

—Viene el verano y va a estar muy asoleao.

Toda esa jupa blanca, era puritica sabiduría y cada arruga, conocimiento, si ya dice el dicho. El diablo no sabe por diablo, sabe por viejo. Eran unos confisgaos que se la arreglaban solos y de los pedos queditos, decían, que Dios me libre de los agasapaos, que de los vivos me defiendo yo.

De dicharachos, estaban llenos y pa la fueteada estaban solos, con chancleta, tajona, la cubierta de la cruceta y hasta la raja de leña enderezaban a cualquier confisgado muchacho.

 Cuando llegaba una visita, con solo mirarlo a uno ya le decían todo , juiga de aquí, vaya  a orinar, se lava los dientes con ceniza,bien restregaos, reza sus oraciones y al saco de gangoche y hasta mañana y nadie se espera pa la segunda, o lo dejaban andando chueco varios días.

Bueno otro día les cuento como esa eso, pero que eran sabios, no creo que me desmientan.

Foto ilustrativa de una casa sancarleña de 1980. tomado de San Carlos: Un Siglo de Historia en Imágenes.