Editorial El Norte Hoy
El decisión de la jueza Carolina Lizano de mandar a todos los imputados por el caso “Cochinilla” para la casa y otros pagar fianzas millonarias, que son más que un “menudo” de lo robado a los costarricense, es una burla sucia y mezquina para todos.
Tira por la borda 2 años de investigación y escucha de miles de minutos de intervenciones telefónicas, hecha por los investigadores del OIJ al dejar en libertad a dueños de constructoras y funcionarios públicos corruptos, con decenas de pruebas para incriminarlos.
Una burla al buen trabajo de la prensa en esta dos semanas. Hemos hurgado en expedientes y bases de datos para llevar a usted la mejor información sobre este cáncer de corrupción, de enorme complejidad y entramados en el sistema institucional, pero parece que no fue suficiente.
La jueza Lizano y el sistema judicial en general le da un claro mensaje a las nuevas generaciones, como lo han hecho desde hace mucho años, “Si tiene dinero, sin importar como lo haya conseguido, tiene el aval para delinquir. Pagas y asunto arreglado, no pisaras la cárcel y como la mayoría de estos casos, la justicia no los alcanzará sin importar la magnitud del delito.
Un pésimo mensaje a los jóvenes y niños, en una sociedad que poco a poco a perdido los más mínimos valores. “Podes robar y matar y al final comprar la justicia con lo robado, al final, el dinero es lo que importa, sino lo tienes irás a la cárcel y punto.
Ahora libres los imputados tendrán todo el tiempo del mundo para borrar pruebas, comprar conciencias y huir a otro país si lo desean, pero nunca pisarán la cárcel, como los hace cualquier mortal por un robo de poca monta, que al final es un delito, pero exentos para las clases adineradas.
Han sido más 78 mil millones los que estas empresa nos sacado de nuestra bolcillo, dinero que serviría para, construir escuelas, colegios y caminos decentes en la Zona Norte, donde las familias se viven otra realidad social, pésimos caminos, sin aguas potable, algunos sin electricidad, sin opciones educativas, en general, otro mundo en la Costa Rica pura vida.
Estos hechos nos dejan un sinsabor amargo, nos deja en estado de shock, sin poder comprender las razones por las cuales, hoy los imputados de tan bestial delito seguirán libres.
Pone en duda nuestro sistema judicial. Quizá sea hora de replantearnos que la justicia debe ser igual tanto para el rico como para el pobre. No más impunidad, no más ladrones de cuello blanco, no funcionarios corruptos. Tal vez, todo el peso de la ley, sea una opción para sanear esta clase corrupta que cada día hunde más sus tentáculos en las instituciones nacionales. ¡Tal vez, Tal vez, pero tengo mis dudas!