Compleja cirugía se prolongó por 12 horas y participaron alrededor de 20 profesionales en diversas disciplinas
En una cirugía que se prolongó por 12 horas, especialistas del hospital San Juan de Dios sustituyeron el esófago de un paciente de 23 años debido a un problema de salud que afectó este órgano.
En la cirugía, liderada por el equipo de cirugía torácica general del hospital, participaron alrededor de 20 profesionales de diversas disciplinas entre ellos un microcirujano, intensivistas, anestesiólogos y otros.
Se trató de un procedimiento muy complejo que ameritó muchas horas de planeamiento por parte de los profesionales que participaron en esta intervención quirúrgica y que registra una baja casuística a escala mundial.
El paciente ingresó al hospital con severas afectaciones en su tracto digestivo: el esófago y parte del estómago, cuyo pronóstico era quedar con secuelas permanentes como la imposibilidad para poder alimentarse por la boca, debido a que el esófago se cerró, lo mismo con una parte del estómago, y esto no permitía el paso de los alimentos.
El cirujano torácico, Dr. Andrés Volio, señaló que después de analizadas todas las opciones quirúrgicas, y por tratarse de una persona joven, el equipo médico optó por tomar una decisión riesgosa pero que a su vez era la mejor alternativa para mejorar la calidad de vida del paciente de forma definitiva, esto debido a su corta edad.
De acuerdo con los especialistas es la primera vez que realizan ese procedimiento en el San Juan de Dios. Uno de los cirujanos a cargo de este procedimiento, el doctor Ricardo Alfaro, explicó que tradicionalmente la sustitución esofágica se ha realizado con el estómago o el colon del paciente, pero en este caso el estómago estaba lesionado y el colon no era la mejor alternativa debido a las características propias del caso. El yeyuno, que fue la víscera que se utilizó, ofrecía la opción que podría darle mejor calidad de vida al paciente.
“Lo riesgoso del procedimiento consistía en quitar el esófago y el estómago dañados y en su lugar colocar otro órgano, en este caso un segmento del intestino delgado, pero para lograrlo se debía además unir los vasos sanguíneos de un órgano con los de otro distinto, algo parecido a un trasplante, y eso era todo un reto. Además de eso hubo que cortar varios fragmentos de la pared torácica y darle continuidad al intestino a nivel abdominal”, manifestó el Dr. Alfaro.
El caso de este paciente fue coordinado de manera conjunta entre el servicio de cirugía de tórax y el encargado de la unidad de microcirugía del hospital, doctor Josías Juantá Castro, quien tuvo la difícil tarea de restablecer la irrigación sanguínea para el nuevo esófago creado.
“Este tipo de transporte del tubo digestivo o del intestino delgado hacia la cavidad torácica o parte cervical inferior ameritaba la unión de vasos arteriales y venosos de un calibre pequeño, a través de una técnica conocida como microcirugía. Se trata de lograr hacer uniones entre vasos, en este caso del intestino de la cara abdominal, con vasos del tórax para poderle dar la viabilidad al tejido y que continúe con oxigenación y flujo de sangre, para que el tejido que se lleve pueda mantener naturalmente todas sus funciones” explicó el Dr. Juantá Castro.
El paciente se mostró contento porque la recuperación ha sido positiva. En sus palabras detalla cómo fue este proceso: “empecé en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) con varias sondas, drenos y un sello de tórax, ya que era necesario en su momento para la recuperación. Durante mi estancia en la UCI debía estar en cama 24/7 y bastantes analgésicos para evitar el dolor. Después que salí de ahí, empecé con terapia física; tenía que sentarme y resultaba muy doloroso. Después, empezar a caminar. Al principio con la silla de ruedas porque me caía o me mareaba, era muy peligroso para mí caminar sin ningún apoyo”.
Al principio su dieta era líquida, señaló el joven. “Comencé a ingerir alimentos y podía tolerarlos bien, pero en muy pocas cantidades porque si no me empezaba a doler el área abdominal. Con el paso del tiempo cada vez iba comiendo un poco más hasta que llegó el momento que podía comer el doble de lo que me servían. Con los cambios de dieta, al principio me costaba, pero podía consumirlo todo sin mucho problema y lo iba tolerando. Siempre y cuando me tomara mi tiempo, masticando bien, tragar con paciencia y sin mezclar con agua, porque si tomo agua hay un malestar considerable”.
Toda la recuperación ha sido favorable, físicamente ya puedo caminar. “No puedo hacer un maratón, pero puedo caminar. Todo fue mejorando en muy pocos días. ya puedo caminar a gusto, sin tener que dar pasos lentos, afirmó este joven de 23 años” indicó el paciente.
El cirujano torácico, Dr. Renato Brenes, explicó que durante la evolución del paciente se siguió un control estricto con múltiples estudios postoperatorios para ver que todas las uniones, o anastomosis que es el nombre médico, las pegas internas entre los intestinos hayan resultado adecuadas. “Dichosamente todos los estudios hechos a este paciente demostraron que no hubo ningún problema entre estas uniones de los intestinos. El paciente no se complicó con ninguna otra enfermedad y esto, asociado a una adecuada evolución y una excelente voluntad del paciente por recuperarse, hizo que la cirugía fuera exitosa”.
Este tipo de procedimientos especializados, que se caracterizan por su alta complejidad técnica, significan un gran logro no solo para el hospital, sino también para el país, dado los pocos casos que se han documentado en Latinoamérica.