Más de 300 científicos alrededor de todo el mundo trabajaron para esto y finalmente presentaron lo que estábamos esperando, la primera imagen de Sagitario A*, el colosal agujero negro que descansa en el corazón de nuestra galaxia.
El 10 de abril de 2019, los humanos alrededor de todo el mundo pudimos por primera vez en la historia una imagen de un agujero negro, que se mostraba como una estructura similar a un anillo brillante con una región central oscura: la sombra del agujero negro. El agujero negro retratado se encuentra a 55 millones de años luz de nuestro planeta, en el corazón de la galaxia M87.
En ese año no fue posible fotografiar a Sagitario A*, debido a que principalmente el centro galáctico tiene una alta densidad de estrellas, lo que eclipsa lo que podamos ver más allá en esa dirección. Los investigadores tuvieron que desarrollar nuevas y sofisticadas herramientas que tuvieran en cuenta el movimiento del gas alrededor de Sagitario A*. Mientras que M87* era un objetivo más fácil y estable (ya que casi todas las imágenes tenían el mismo aspecto).
Sagitario A* se encuentra a unos 25 mil años luz, mientras que M87 está a más de 55 millones de años luz, pero a pesar de ello, fotografiar el agujero del centro de nuestra galaxia es tremendamente complicado. De por si conseguir una foto de un agujero negro es una tarea complicadísima, pero este trabajo ha sido aún bastante más difícil que el de M87*, a pesar de que Sagitario A* está mucho más cerca de nosotros.
El científico del EHT, Chi-kwan (‘CK’) Chan, del Observatorio Steward, del Departamento de Astronomía y del Instituto de Ciencia de Datos de la Universidad de Arizona (Estados Unidos), explica: «El gas que hay en las proximidades de los agujeros negros se mueve a la misma velocidad -casi tan rápido como la luz- alrededor de Sagitario A* y M87*. Pero mientras que el gas tarda entre días y semanas en orbitar alrededor de M87*, en Sagitario A* completa una órbita en cuestión de minutos».
En la actualidad, se conoce que los agujeros negros supermasivos de millones a miles de millones de veces la masa de nuestro Sol se encuentra en el centro de casi todas las galaxias. Sin embargo, el conocimiento sobre estos monstruos cósmicos es escaso, particularmente si pensamos en cómo pudieron llegar a adquirir tal cantidad de masa. Se cree que en su mayoría serían el resultado de la fusión con otros agujeros negros supermasivos más pequeños, aunque del mismo modo, la evidencia observacional es escasa.
Ahora no solo tenemos una, sino dos imágenes de estos impresionantes bichos cósmicas. Además de permitir aprender más de cómo estos evolucionaron, también permite probar la teoría de la relatividad general.
«Lo sorprendente es lo bien que coincide el tamaño del anillo con las predicciones de la teoría de la relatividad general de Einstein», ha declarado el científico del proyecto EHT, Geoffrey Bower, del Instituto de Astronomía y Astrofísica de la Academia Sinica de Taipéi. «Estas observaciones sin precedentes representan un gran paso adelante en nuestro conocimiento de lo que ocurre en el centro mismo de nuestra galaxia, y ofrecen nueva información sobre cómo estos agujeros negros gigantes interactúan con su entorno». Los resultados del equipo del EHT se publican hoy en un número especial de la revista The Astrophysical Journal Letters.
Por Enseñame de Ciencia.