Por José Manuel Garita Herrera para Panorama Digital
La Romería es quizás uno de los gestos del pueblo católico costarricense con el cual queda demostrado el amor filial a nuestra Madre Santísima.
Respetando otros credos, por 387 años esta tradición hunde sus raíces en lo más profundo de la identidad costarricense. El valor de la fe siempre ha estado presente en nuestra sociedad. El amor a la Virgen María también es un signo que, incluso, ha quedado patente a nivel nacional cuando se le ha declarado como Patrona de Costa Rica, bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles.
Creyentes y no creyentes, diría, se unen de manera muy especial cuando llegan estos días alrededor de la fiesta nacional de la querida “Negrita”. Los creyentes imploramos su protección, pedimos su intercesión ante nuestro Señor Jesucristo. Los no creyentes siempre han sido respetuosos de la fe que profesa un pueblo de manera mayoritaria.
Tras dos años en que la pandemia ha golpeado a todo el mundo, y también a nuestro país, la Romería no se pudo realizar. Sin embargo, fuimos y somos conscientes de que la vida humana es un don sagrado que debemos proteger en todos sus extremos.
Ahora, en este año, cuando de nuevo podemos peregrinar, una vez, más hacia el Santuario Nacional ubicado en Cartago, lo debemos hacer con respeto, conciencia y devoción.
Sigamos como pueblo creyente pidiendo al Señor que nos proteja; lo hacemos también a través de María, su Madre y Madre nuestra, confiados en que ella siempre nos acompaña. Son casi 400 años de devoción profunda y continua.
A las personas de buena voluntad, también les dirijo este mensaje, para que, a partir de estas tradiciones, sigamos uniendo a nuestra nación; siendo libres en un país privilegiado en el cual cada uno puede manifestar públicamente su fe, como derecho humano que es. Esta es una característica que ha imperado en nuestra nación.
Esforcémonos entre todos para no dejar perder esas tradiciones que nos identifican como nación. Como habitantes todos de un mismo país, sintámonos parte de él; trabajemos unidos, confiando en que podemos salir adelante todos juntos, sin dejar a nadie atrás, y buscando superar las consecuencias de la pandemia provocada por el COVID-19, seguros de que podemos construir un mejor país para todos.