El beso en la boca dado por el Dalai Lama a un niño ha sido repudiado en todo el mundo ya que es visto como un acto de pederastia.
‘Muchos padres ven un beso en la boca como una inocente demostración de afecto, pero continúan ignorando que con ello, sus hijos quedan expuestos a la mayoría de infecciones y enfermedades gastrointestinales o respiratorias que se transmiten por la saliva”, sostiene Vanessa Gil, pediatra de la Clínica Universitaria Colombia de Colsanitas para El Tiempo
Pero más que este hecho reprochable a los ojos del mundo existen razones físicas y psicológicas que podrían incidir en un menor cuando se realizan estos actos por parte de los adultos.
La otra cara de la moneda de besar a los niños en la boca reside en el aspecto psicológico. El tema genera debate entre aquellos que lo consideran una muestra afectiva completamente normal y quienes alegan que puede tener repercusiones a nivel social y emocional para los niños.
En este sentido, algunos psicólogos infantiles no aconsejan los besos en los labios porque consideran que pueden generarle al niño confusión con respecto a las muestras afectivas permitidas y la diferencia entre los roles parentales y los vínculos amorosos con terceros. “Esto puede hacer pensar a los niños que pueden besar o dejarse besar de cualquier persona porque se trata de una muestra natural de amor, lo que, en el peor de los escenarios, los expone a riesgos de abuso sexual. Por lo tanto, lo mejor es enseñar a los niños desde pequeños cuáles son los límites y dejarles claro que este tipo de demostraciones, socialmente, están reservadas únicamente para el vínculo de la pareja”, argumenta Gloria Alfonso Garcés, psicóloga infantil.
De otro lado, los expertos señalan que muchas veces, los padres inician la conducta porque creen que es la mejor manera de demostrar su amor, cuando en realidad esto no es una necesidad para los niños. “No se requiere tal contacto oral para generar un vínculo emocional estrecho con los hijos. A los niños se los puede abrazar, besar en la mejilla o la frente, y el trasfondo afectivo es el mismo”, puntualiza Gloria Garcés.