En un contundente acto de repudio, Monseñor Manuel Eugenio Salazar, obispo de Tilarán en la Zona Norte de Costa Rica, denunció la persecución a la Iglesia Católica en Nicaragua, calificando al régimen sandinista como una «dictadura diabólica». La indignación del obispo costarricense se intensificó ante la alarmante situación que vivió la Iglesia en Nicaragua, con el arresto de dos obispos, 15 sacerdotes y tres seminaristas durante el mes de diciembre.
El pronunciamiento del Obispo Salazar tuvo lugar durante una misa celebrada el pasado 31 de diciembre en la comunidad San Juan de Santa Cruz. Fue en este contexto que el líder religioso expresó su profundo rechazo a la ola de secuestros perpetrada por el régimen nicaragüense, destacando la gravedad de los acontecimientos que afectan la libertad religiosa y los derechos fundamentales en el país vecino.
La calificación de «dictadura diabólica» atribuida por Monseñor Salazar al gobierno sandinista resalta la gravedad de la situación y la contundencia de su condena. Este término evoca una condena moral profunda, sugiriendo una percepción de la acción del régimen como no solo política, sino también como una afrenta a valores éticos y espirituales.
El arresto de líderes religiosos y miembros de la Iglesia Católica ha suscitado preocupación y condena a nivel internacional, siendo considerado por muchos como un atentado contra la libertad religiosa y los derechos humanos en Nicaragua. Monseñor Salazar, al alzar su voz contra estos actos, se suma a un coro global que exige respeto y tolerancia hacia la diversidad de creencias y prácticas religiosas.
Este hecho no solo resalta la solidaridad internacional, sino también la importancia de la libertad religiosa como un derecho fundamental que debe ser protegido y preservado en cualquier sociedad. En la Zona Norte de Costa Rica, la comunidad liderada por el Obispo de Tilarán demuestra su compromiso con estos principios, promoviendo la paz, la tolerancia y el respeto a la diversidad de pensamientos y creencias.
El Obispo de Tilarán Clama por la Libertad de Monseñor Rolando Álvarez en Nicaragua
La indignación y la preocupación se han apoderado de las redes sociales ante el secuestro prolongado de Monseñor Rolando Álvarez, obispo de Nicaragua, por parte de la guardia de Daniel Ortega. Monseñor Manuel Eugenio Salazar, obispo de la Diócesis de Tilarán, ha alzado su voz en plataformas digitales, expresando su profunda preocupación y solidaridad frente a esta situación alarmante.
A través de sus cuentas en redes sociales, Monseñor Salazar ha compartido un mensaje contundente, clamando por la libertad de su hermano obispo: «¿Dónde está mi hermano obispo Monseñor Rolando Álvarez? Lleva más de un mes y medio siendo secuestrado por la Policía Nacional de Nicaragua. El silencio de Monseñor Álvarez habla más que mil palabras. Oremos al Señor por intercesión de la Patrona de las Misiones, Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz, por este Pastor y Profeta de Cristo-Sacerdote.»
El llamado a la oración y a la intercesión de Santa Teresita del Niño Jesús refleja la profunda preocupación y solidaridad del Obispo de Tilarán hacia su colega que enfrenta una situación tan delicada. La referencia a «mil palabras» en el silencio de Monseñor Álvarez sugiere la gravedad de la situación y la urgencia de una respuesta internacional ante esta violación de los derechos fundamentales.
La desaparición forzada de líderes religiosos, como en el caso de Monseñor Álvarez, no solo es una afrenta a la libertad personal, sino también un ataque directo a la libertad religiosa y a la diversidad de creencias. La voz de Monseñor Salazar resuena no solo como un acto de solidaridad, sino como un llamado a la comunidad internacional para que tome medidas concretas frente a esta situación.
En un momento en que la comunicación y la movilización a través de las redes sociales tienen un impacto significativo, la atención de Monseñor Salazar destaca la importancia de utilizar estas plataformas para abogar por la justicia, la libertad y el respeto a los derechos humanos, especialmente en situaciones tan delicadas como la que enfrenta Monseñor Rolando Álvarez en Nicaragua.