En las lejanas tierras de la Zona Norte de Costa Rica, en las suaves colinas y manchas de bosque, comienzan a surgir siluetas amarillas que se destacan entre el exuberante verdor de los árboles. Este vibrante cambio de tonalidad marca el inicio de la metamorfosis de los árboles de corteza amarillo en la llanura de la región, anunciando su deslumbrante floración.
El espectáculo es una explosión de amarillo que deleita los sentidos y nos brinda, una vez al año, una visión única gracias al Corteza Amarillo (Tabebuia guayacán), el árbol emblemático del cantón sancarleño.
Al recorrer las llanuras de la región, la vista se llena de árboles dorados iluminados por el sol, destacándose majestuosamente entre las arboledas verdes. Esta experiencia visual encantadora se convierte en un regalo anual para los habitantes de estas tierras, creando un paisaje que parece sacado de un cuento de hadas.
En cada rincón de los pueblos, en los extensos potreros y pastizales, se pueden apreciar estos árboles engalanados con sus frágiles flores que son mecidas por el viento, cubriendo el suelo de una alfombra efímera y hermosa digna de admirar.
Detenerse un momento para apreciar este espectáculo de la naturaleza se vuelve casi un mandato religioso, ya que ocurre una vez al año, durante esta época, y tiene una duración efímera de uno o dos días, tras lo cual los árboles quedan sin flores, y las hojas verdes del corteza renacen para perpetuar su existencia.
El Corteza Amarillo, árbol símbolo del cantón de San Carlos, fue declarado como tal por el Concejo Municipal, según el acuerdo #3 del acta 91 del 17 de septiembre de 1996. Esta especie maderable presenta una floración sincronizada durante la estación seca, de enero a mayo, momento en el cual los árboles pierden todas sus hojas y comienza el deslumbrante espectáculo floral.
Según el Instituto Nacional de Biodiversidad, el Corteza Amarillo es aparentemente heliófita y de crecimiento lento, predominando en sitios con topografía plano-ondulada. Muchas veces se le observa solitario en potreros, como un remanente valioso del bosque original que ha sobrevivido al proceso de deforestación, en parte debido a que su madera, dura y poco fina, no fue altamente demandada en el pasado.
Hoy en día, el llamado es a sembrar más Cortezas y cuidar los árboles existentes, no solo para proteger nuestro ambiente, sino también para apreciar esta explosión amarilla que tiñe y embellece nuestros campos. El Corteza Amarillo, más que un árbol, se convierte en un símbolo de la armonía entre la naturaleza y la cultura en la encantadora región de San Carlos.