En una madrugada marcada por la tensión y el retraso, Bernardo Arévalo, representante del partido socialdemócrata, finalmente asumió la presidencia de Guatemala, dando inicio a su mandato para el periodo 2024-2028. Sin embargo, su llegada al cargo estuvo envuelta en un boicot judicial que mantuvo al país en vilo durante siete meses, convirtiendo su toma de posesión en un hito histórico.
La ceremonia de juramentación, que tuvo lugar en la Gran Sala Efraín Recinos del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, se retrasó por más de ocho horas. Acompañado por la vicepresidenta Karin Herrera, Arévalo juró el cargo al ritmo de la melodía “Primavera” de Antonio Vivaldi. Este acto fue precedido por una serie de obstáculos judiciales surgidos desde las elecciones generales de junio de 2023, cuando ambos candidatos pasaron a segunda vuelta.
El presidente del nuevo Congreso, Samuel Pérez Álvarez, miembro del Movimiento Semilla, partido de Arévalo, fue el encargado de investir al nuevo presidente. Arévalo, alzando la mano derecha, juró la Constitución con la mano izquierda sobre ella, marcando el inicio formal de su mandato.
En su primer discurso presidencial, Arévalo reconoció los desafíos que aguardan a su administración. Destacó la fortaleza de la democracia guatemalteca y expresó su voluntad de transformar el panorama político del país. Haciendo hincapié en la participación ciudadana y el cambio positivo, instó a la unidad y a trabajar conjuntamente para superar las tensiones y desafíos enfrentados durante los últimos meses.
El mandatario elogió el papel del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y la Corte de Constitucionalidad (CC) por garantizar el derecho de los guatemaltecos a vivir en democracia, subrayando el papel clave de estas instituciones en la preservación de la estabilidad política del país.
La asunción de Arévalo representa no solo un cambio de liderazgo sino también un testimonio de la resiliencia de la democracia guatemalteca frente a las adversidades judiciales, sentando un precedente en la historia política del país. Con el lema «Nos aguardan desafíos inmensos», Bernardo Arévalo inicia así su mandato con la esperanza de impulsar transformaciones positivas en Guatemala.